Querido Paloqueño:



Querido Paloqueño:

Tengo ganas de sacar a la niña con trenzas que por momentos juega dentro mío y abrir el baúl de ilusiones que aún guardo celosamente para recurrir cuando me siento abatida y compartirlo con Uds., mis amigos.
Hay allí muchos sueños, mucha fuerza, mucho futuro…hay también esa clase de amor integro y casi ingenuo que nos llena de confianza y fe en la gente. Está Papá Noel, el Oso Yogui, el delfín Flipper, la Chilindrina, el señor que atendía el almacén de la esquina y cada día me regalaba un caramelo Sugus, la cuchara de madera con que mi abuelita, andaluza ella, preparaba mermelada de ciruela y mi amiga Laurita que de tanto chuparse el pulgar se lo había deformado.
En estas fechas quiero volver a esos sentimientos sin vueltas, a las que nacen del alma, a la simpleza, a tomar la mano de mamá instintivamente para cruzar la calle…y de pronto encontrarse con otra niña en la plaza.
”Hola! ¿Jugamos a la rayuela?”. Sí, así de fácil: compartir esos instantes de la vida sin saber tu nombre, sin conocer tu vida, sin ver tu rostro…y disfrutarlos a fondo. Casi tan simple y pleno como llegar de un salto del infierno al cielo en la rayuela de cada día.

Les deseo de todo corazón que abran también Uds. el baúl de la sonrisa fácil, del amor sin condiciones y desempaqueten todas las ilusiones que tengan guardadas.
Un abrazo apretado a vos, Paloqueño, a vos que a cada ratito estás en mi día y en mi corazón. Gracias por tan cálida compañía.

¡Feliz Navidad!
Beta.

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