PRISCILIANO, PARTE 1/2. EL HEREJE GALLEGO.


Perpetrado por Oskarele

Un caso similar al de Pelagio, teólogo irlandés que fue perseguido por Roma, pero adorado por las clases más desfavorecidas, fue el de Prisciliano, pero en esta ocasión en la Península Ibérica, donde sus doctrinas fueron muy bien recibida por las clases menos pudientes, probablemente porque Prisciliano se mantuvo bastante tolerante con las anteriores creencias religiosas paganas que practicaban aun las gentes más humildes. Fue el primer hereje, junto con algunos de los suyos, en ser ejecutado en nombre de Dios, por el gobierno secular… vamos a ver su historia y vamos a ver como algunos plantean que en realidad los restos que se veneran en Compostela y que se atribuyen a Santiago el Mayor son en realidad los de Prisciliano.

No está muy claro donde nació. Aunque en general se suele considerar que nació en la Gallaecia romana, un territorio situado en el extremo noroccidental de la península, habitado por pueblos indoeuropeos de lengua céltica como los galaicos, al oeste, y astures al este. La Galicia actual hereda el nombre de esta región, aunque no se corresponde exactamente. ¿La fecha? Pues en torno al 340, pues se sabe que hacia el 370 viaja a Burdigala para formarse junto al retorico Delphidius (experto en religiones celtas), junto al que acabará formando una comunidad religiosa de tendencia rigorista.

Hacia el 379 regresa a su tierra y comienza a predicar, teniendo un gran éxito entre las clases populares y las mujeres, más que nada por su rechazo a la unión entre la Iglesia y el Imperio Romano, y al consecuente enriquecimiento y corrupción del clero. Aparte, Prisciliano promueve una espiritualidad profunda, introspectiva, cercana al esoterismo y a los poderes del cosmos… pero luego ahondaremos un poco en sus ideas.

Ante la rápida difusión de sus enseñanzas, los jerarcas cristianos de la península comienzan a mosquearse, hasta el punto de que en el 380 convocan un concilio en Caesaraugusta (actual Zaragoza), con la intención de condenarlo, a él y a sus seguidores. No lo consiguen, y no solo eso, sino que al año siguiente dos obispos afines a sus ideas, Instancio y Salviano, que habían ayudado a que no fuese condenado, elevarán a Prisciliano a la sede obispal vacante de Abula (Ávila).

Esto hace que el conflicto entre priscilianistas y ortodoxos se acreciente aun más. Finalmente, una carta enviada por Hidacio, obispo de Mérida y uno de sus mayores enemigos, a Ambrosio, obispo de Mediolanum (Milán), donde se encuentra instalada la corte imperial, convence a éste para obtener un escrito del emperador Graciano excomulgando y desterrando de sus sedes a Prisciliano y sus seguidores.
Prisciliano decide acudir a instancias superiores, y en el 382 decide viajar a Roma para defenderse, con la intención de que el Obispo de Roma, Dámaso, que en aquellos tiempos estaba luchando por tener la primacía de la sede romana y convertirse en el primer papa oficial, y que también era hispano, le reciba… cosa que no hará, al no considerarse competente para anular una orden del emperador.

Finalmente consigue que Macedonio, mayordomo mayor del emperador Graciano, que estaba ausente, le anule el decreto anterior.

Logra así volver a Hispania rehabilitado. Y no solo eso, sino que consigue que algunos de sus enemigos sean detenidos.
Pero los acontecimientos de la corte imperial afectaran bastante al futuro de nuestro protagonista: en el 383 el también hispano Magno Clemente Máximo, gobernador de Britania, cruza a las Galias al mando de 130.000 soldados haciendo huir al emperador Graciano, a quien finalmente asesina en una emboscada, siendo nombrado por sus legiones emperador… algo que no verá del todo bien Teodosio, emperador de las zonas Orientales.

Máximo decide que una buena forma de asegurarse en el trono es el apoyo de la Iglesia Católica, por lo que decide apoyarla en su lucha contra los varios grupos de infieles que tiene en su seno (arrianos, rigoristas o los propios priscilianistas). Así Máximo decide tender una mano a la Curia Romana en forma de condena oficial a Prisciliano, y para ello convoca un concilio en Burdigala, donde es de nuevo condenado.

Nuestro protagonista se niega a ir y solicita que su caso sea tratado en un tribunal secular en Tréveris, la nueva sede imperial de Máximo. Se lo aceptan, ya que en cierto modo resultaba muy incómodo para la iglesia que Prisciliano asistiese al concilio de Burdigala, porque eso sería una forma de confirmarlo como obispo de Ávila.

En Tréveris Prisciliano y los suyos son finalmente juzgados y condenados por "maleficium" y por la práctica de rituales mágicos que incluyen danzas nocturnas, el uso de hierbas abortivas y la práctica de la astrología cabalística… gracias, entre otras cosas, a una declaración mediante tortura del propio Prisciliano.

Son condenados a muerte, y tanto él como varios de los suyos serán decapitados. Todos ellos se convertirán en los primeros herejes ajusticiados por una institución civil (secular) a instancias de obispos católicos.

Esto sucede hacia el 385, y en realidad fue un grave error de la ortodoxia cristiana, que en vez de acabar con el priscilianismo, lo engrandecieron y convirtieron a Prisciliano en un mártir. De hecho sus doctrinas se mantuvieron en vigor durante un par de siglos mas, sobre todo en la Gallaecia. Y esto a pesar de que Máximo intentó limpiar todo rastro de priscilianismo, iniciando una cadena de ajusticiamientos de sus seguidores, algo que no gustó demasiado a otros jerarcas hispanos, que no estaban de acuerdo con la intervención imperial en asuntos de la Iglesia.

Tras la derrota y decapitación de Máximo a manos de Teodosio, algunos discípulos de Prisciliano consiguen viajar hasta Tréveris, con el permiso de Roma, para exhumar los restos de su maestro y llevarlos a su tierra. Eso sí, poco después, en el 396 un nuevo concilio les obliga a abjurar de sus ideas. Pero aun su influencia se mantendrá, hasta el punto de que once de los doce obispos de Gallaecia eran priscilianistas.

El movimiento, ahora en la clandestinidad seguirá siendo tan influeyente que en el 404 el papa Inocencio I decrete la “Regula fidei contra omnes hereses, maxime contra Priscillianistas”, que los condena y prohíbe definitivamente.

Un siglo y pico después, en el 561, en el Concilio de Braga se sigue hablando y condenando el priscilianismo.

Pero ¿Por qué fue declarada herética la doctrina de Prisciliano?.

Pues, básicamente, por tres motivos: por negar la Santísima Trinidad, por atribuir a Jesús una simple realidad humana y por denunciar alto y claro las corrupciones del clero.

En efecto, nuestro protagonista fundo una escuela ascética, rigorista y casi monacal (celibato, pobreza voluntaria) que guarda bastantes semejanzas con los Cataros posteriores. Se le acusa de cosas como: “mujeres que asisten a lecturas de la Biblia en casas de hombres con quienes no tienen parentesco; el ayuno dominical y la ausencia de las iglesias durante la cuaresma; la recepción de las especies eucarísticas en la iglesia sin consumirlas de inmediato; el apartamiento en celdas y retiros en las montañas; andar descalzos” (en el Concilio de Zaragoza del 380).

Pero además también proponía una interpretación personal de los textos, con la idea clara de superar su estudio literal.
Por otro lado existen claras influencias celtas en su doctrina, como, por ejemplo, la práctica de reuniones nocturnas, en bosques, cuevas o villas alejadas de las ciudades, donde el baile era parte importante de la liturgia y en las que tenían cabida tanto hombres como mujeres. Además sustituyó la ingesta de pan y vino por leches y uvas.

“Quiero desatar y quiero ser desatado. Quiero salvar y quiero ser salvado. Quiero ser engendrado. Quiero cantar; cantad todos. Quiero llorar: golpead vuestros pechos. Quiero adornar y quiero ser adornado. Soy lámpara para ti, que me ves. Soy puerta para ti, que llamas a ella. Tú ves lo que hago. No lo menciones. La palabra engañó a todos, pero yo no fui completamente engañado.” (Himno a Jesucristo, de fuerte inspiración gnóstica, atribuido a Prisciliano)

En el siguiente capítulo veremos cómo es bastante posible que el hallazgo de los supuestos restos del Apóstol Santiago sea fruto de un intento de la Iglesia por acabar de una vez por todas con los restos del antiguo priscilianismo….

Más información y fuentes por aquí: los libros “Herejes y maldito en la historia”, de Agustín Celis Sánchez (Ed. Alba Libros, 2006) e “Historia oculta de los papas”, de Javier García Blanco (Ed. Akasiko, 2010) y “Un viaje mágico por el camino de Santiago “, de Mariano Fernández Urresti (EDAF, 2004). Webs:http://es.wikipedia.org/wiki/Prisciliano, aquí: http://es.wikipedia.org/wiki/Priscilianismo, aquí: http://www.proyectopv.org/2-verdad/prisciliano.htm, aquí:http://juan-jose-sanchez-ortiz.suite101.net/prisciliano-hereje-ascendido-a-obispo-catolico-a148 

Imagen extraída del link de la Whyskipedia de Prisciliano:

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