NUESTRA MENTE DIVAGA El 50% del TIEMPO. SALVO CUANDO HACEMOS EL AMOR…



Si quieres dejar de divagar, despierto pero soñando como un zombie en un salón de clases, lo mejor que puedes hacer es tener sexo, para regresar al presente, al cuerpo. Un estudio realizado por investigadores de Harvard muestra que la divagación mental es muy común -un 50% del tiempo lo pasamos desatendiendo lo que está enfrente de nosotros, visitando paisajes mentales o pensamientos ausentes-. Especialmente cuando nos lavamos los dientes, bañamos o arreglamos, la mente divaga. En realidad sólo durante el sexo las excursiones mentales estuvieron debajo del 30%. Esto probablemente tiene que ver con que el sexo nos aterriza y nos vincula con nuestro cuerpo de manera exigente y energética. Paradójiocamente es probable que en lo que más se divaga es en el sexo mismo, en su fantasmata.
De forma notable los episodios de divagación mental estuvieron precedidos por estados de ánimo bajos y no viceversa, sugiriendo que la baja anímica provoca estas embarcaciones mentales.
Matheww Killingsworth y Daniel Gilbert de Harvard, notaron que los ensueños de cosas agradables están relacionados a un mejoramiento en el estado de ánimo, aunque ligero. Pensar en cosas neutrales durante las divagaciones está relacionado a una modesta caída en el ánimo y pensar en cosas desagradables tiene una caída pronunciada.
El estudio sugiere que detener la divagación mental -el diálogo interno en términos de Castaneda- practicando meditación manteniéndose ocupados con el trabajo, puede ayudar a combatir la depresión. Sin embrago, estos estados de divagación mental a veces no puede ser separados de la imaginación creativa que a veces logra resolver problemas o formular innovaciones.
De este estudio se podría desarrollar una corriente de la meditación zen, que enfatiza la conciencia de lo que sucede en el aquí y en el ahora, basada en el ancla sexual, aterrizando la nave del cuerpo… Carpe diem en la cama.

Vía Times of India

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