EL TEATRO INCA.


Entre los incas existían dos géneros teatrales perfectamente diferenciados que eran representados por grupos de comediantes llamados pukiskulla, llamallama: el wanka, de carácter histórico para rememorar la vida y hazañas de los reyes y el aránway, sobre asuntos cotidianos y ligeros, que sirvieron para preservar gran parte de la historia de los incas y de su identidad cultural. El drama más conocido es Ollantay, que luego de la rebelión de Tupac Amarú en 1781 fue prohibido y se establecieron duras penas a quienes asistieran a su representación, por su mensaje revolucionario. También se mencionan como obras preservadas en los pueblos quechuas de Perú y Bolivia los dramas Uska Paukar y Tragedia del fin de Atahualpa.

En varios testimonios de los cronistas, se dice que existieron numerosas obras de teatro inca que se representaban a la llegada de los españoles, pero la mayoría de ellas desaparecieron por la prohibición de los misioneros y las autoridades de la corona al considerar que mediante ellas se recordaban a los héroes del pasado y por lo tanto tenían un carácter subversivo. A este mismo género pertenece Ollantay, tal vez la expresión más acabada del teatro prehispánico inca que asimiló algunos aspectos formales del teatro europeo, pero que ofrece un nivel de autenticidad importante de la cultura inca, conforme puede verse al analizar sus aspectos más relevantes.

OLLANTAY

La obra se basa fundamentalmente en un drama amoroso y guerrero, en que Ollantay, héroe del Antisuyo y líder de los hombres de la sierra, está enamorado de Cusi-Cuillur, Estrella, hija del Inca Pachacútic, pide su mano a este y como le es negada, se rebela contra el poder del Inca; regresa a la provincia de Ollantaytambo y es proclamado rey de los Andícolas. Tiempo después, mediante engaños y aprovechando el jolgorio y la bebida, es tomado prisionero y llevado al Cuzco, donde el Inca Pachacútic ya ha muerto y lo sucede su hijo Tupac-Yupanqui; este ignora la historia de su hermana y el jefe guerrero, lo perdona y lo nombra segundo en mando del Imperio, como jefe del Cuzco.
En escenas anteriores, se sabe que Estrella ha quedado embarazada siendo repudiada por el Inca y confinada a la reclusión del Ayahuasi, Casa de las Vírgenes del Sol; ha tenido una hija, Ima Sumaj, Bella, quien fue destinada a vivir también allí, pero la joven no quiere aceptar esta vida y añora la libertad. Descubre que en aquel lugra una mujer sufre, sin saber que es su madre, e intercede por ella ante el nuevo Inca Tupac-Yupanqui. Este accede a ir a Ayahuasi y comprueba el estado lamentable de su hermana Estrella. La perdona y facilita la unión de esta con Ollantay, en un final melodramático de evidente influencia occidental.
La obra ha sido dividida tanto en tres como en cinco actos, conforme los criterios de sus diferentes versiones, siendo la más próxima a la concepción episódica del teatro quechua la que no está dividida en partes, sino que es fraccionada en quince escenas que corresponde a los cambios de lugar de la acción y corresponde a la versión de Pacheco Zegarra.
Se ha discutido mucho sobre la autenticidad del origen, pues existen opiniones diversas sobre su procedencia incaica, europea o sobre su índole ecléctica, teniendo en cuenta la existencia de numerosas leyendas quechuas sobre temas similares al asunto de la obra y en particular de la naturaleza del lenguaje.

Investigadores concluyen en que su origen es incaico, por varias razones: la trascendencia religiosa, los pensamientos esotéricos y el sentido hermético de varios diálogos -en particular los del Astrólogo-, la verosimilitud y el realismo de la obra que están acordes con el sentido pragmático de la organización del Imperio de los Incas, el carácter histórico del drama, referido ampliamente por Garcilazo de la Vega en sus Comentarios reales, pero sobre todo por la unidad del runasimi o idioma de la gente, pues el quechua de la pieza es arcaico, así como la rima, la métrica y los estribillos de los jarawi incorporados; aunque es evidente que su estilo fue permeado por la cultura occidental. La obra constituye una muestra del avance en la expresión dramática del pueblo inca y las interpolaciones occidentales no desvirtúan la autenticidad precolombina.

Fuente: http://www.utp.edu.co/~chumanas/revistas/revistas

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