EL SINDROME AMOK Y LOS ASESINOS DE MASAS


Perpetrado por Oskarele 

En esta sección de psychokillers estamos tratando algunos de esos terribles y perturbadores casos de asesinatos protagonizados o por enfermos mentales con un visión distorsionada de la realidad (Ed Gein, Albert Fish) o por psicópatas puros (no considerados como enfermos mentales, y por lo tanto, conscientes de lo que hacen), como Ted Bundy o Ed Kemper. Pero existe otro tipo de asesino, tremendamente peligroso, más que nada por lo imprevisible y lo brutal de sus crímenes. Se trata del asesino de masas (mass murder), del típico que se sube a un tejado o se mete en una hamburguesería y dispara aleatoriamente a todo el mundo. 

Curiosamente este fenómeno tiene mucho que ver, salvando las distancias, con un fenómeno que se da en algunos países asiáticos y que se denomina “Sindrome Amok”, un síndrome cultural que consiste en una súbita y espontanea explosión de rabia salvaje, que hace que la persona afectada corra locamente, armada, y ataque, hiera o mate indiscriminadamente a las personas y animales que aparezcan a su paso, hasta que el sujeto es inmovilizado o se suicida. 

Se trata de un trastorno genuinamente asiático (en Filipinas a los afectados por tal rapto de locura son conocidos como “tulisanes” o “juramentados). De hecho el nombre procede de la palabra malaya “meng-âmok”, que significa “atacar y matar con ira ciega”, pues fue en aquel país donde se observó por primera vez el fenómeno, dado a conocer por el psiquiatra yanqui Joseph Westermeyer años después, en 1972. 

El caso es que el trastorno está relacionado con fenómenos culturales diversos y variedades del síndrome se dan en diferentes lugares: el dhat (propio de la India) y el latah (Sureste de Asia y el Pacífico Sur), cafard en Polinesia, iich’ aa entre los indios navajos… o el famoso Berserk de Escandinavia (curioso esto último, pues procede de una unidad de elite de los antiguos vikingos, cuyos miembros llevaban una piel de oso –bear- como única protección, pero luchaban como enloquecidos, con una furia aterradora, seguramente por un elixir a base de hongos y yerbas que tomaban) 

Además, la Criminología considera muchos asesinatos masivos como productos de este síndrome, ya que, según la OMS, un Amok sería un “episodio aleatorio, aparentemente no provocado, de un comportamiento asesino o destructor de los demás, seguido de amnesia y/o agotamiento. A menudo va acompañado de un viraje hacia un comportamiento auto-destructivo, es decir, de causarse lesiones o amputaciones llegándose hasta el suicidio” 

Un ejemplo pa entendernos: en abril de 1982, Woo Bom Kom, policía de 27 años de Corea del Sur, enloqueció violentamente tras discutir con su novia, se puso ciego, se fue a la armería de su comisaria y se hizo con dos escopetas, abundantes balas y ocho bombas de mano. Con todo esto inició una ronda nocturna  por varias aldeas de la zona con el resultado terrible de 72 personas muertas (su novia la primera, él el último). 

Otro ejemplo, más antiguo. Howard Unruh, 28 tacos, veterano de guerra y experto tirador de artillería pesada. Salió a las calles el 6 de septiembre de 1949 de East Candem, New Jersey, con dos pistolas. En 12 minutos mató a 13 personas. 

Un ejemplo patrio: en España, en 1989, Paulino Fernández, un campesino paranoico, perdió la cabeza y se dedicó a matar gente a la carrera en tres pueblos distintos, con la novedad de que lo hacía a cuchillo. Mató a seis personas, hiriendo a otras siete. Después se fue a su casa, metió fuego en la planta baja y se acostó en la cama. 

Un caso genuinamente estadounidense es subirse a una azotea y empezar a disparar aleatoriamente. Un ejemplo: en agosto de 1966 Charles Whitman se subió a la Torre del Reloj del campus de la Universidad de Texas, desde donde disparó con un rifle, con el brutal resultado de trece muertos y treinta y un heridos en hora y media. Tuvo que ser abatido por la pasma. Otro ejemplo: Nueva Orleans, 1973. Tres francotiradores negros liderados por Robert Essex, marine de 23 años, apostados en lo alto de un hotel, disparan aleatoriamente causando 9 víctimas. 

Otra variedad, por desgracia también común en los USA, se dio por primera vez ese mismo año, 1966. Robert Smith, estudiante de 18 años de la Escuela Superior de Arizona, entro en el Instituto de Belleza Rosefleur de Phoenix, asesinando a cinco mujeres. Años después los sucesos del Instituto Columbine vuelven a poner de actualidad esta variedad de asesinos de masa: Dos adolescentes, Eric Harris, de 18 años de edad, y Dylan Klebold de 17, entraron en la escuela, de donde eran alumnos, armados hasta las trancas, y antes de suicidarse, realizaron numerosos disparos en la cafetería y en la biblioteca de la escuela, asesinando a 13 personas (12 alumnos y un profesor) e hiriendo a 24 alumnos, resultando un total de 15 personas fallecidas (ellos dos incluidos). 

Otro ejemplo: en julio de 1984, James Oliver Huberty, cazador experto y supremacista blanco, se mete en un MacDonalds en San Isidro, California, matando a 21 personas. 

Así tenemos las tres variedades principales de asesinatos en masa tipo Amok: disparar a la carrera (por ejemplo, nuestro patrio Crimen de Puerto Hurraco), disparar de un tejado o entrar en un establecimiento disparando aleatoriamente. 

Cabe destacar como, aunque hay muchos casos en Europa, Asia y Sudamerica, la mayor parte de los casos conocidos se han dado en los Estados Unidos, posiblemente por el fácil acceso a las armas de fuego, donde es raro el año en el que no se produce un suceso de estos. 

Algo parecido es el caso de los llamados “Spree killers”, personas que cometen una serie de asesinatos en un intervalo corto de tiempo y en un lugar dado. La diferencia está en que estos suelen planear sus crímenes, no respondiendo a un brote espontaneo, pero la verdad es que ambas definiciones se rozan. Un ejemplo: Anders Behring Breivik, que el 22 de julio de este mismo año asesinó a 93 personas en el atentado de coche bomba en Oslo y la sucesiva masacre en la isla de Utoya. 

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