ACORDES Y DESACUERDOS 1: EL CAMBIO.


Oskarele al micro…

Pues eso. Ha llegado el cambio, y esperemos que para mejor. Este país necesitaba urgentemente quitarse del medio a un gobierno que, sin dudar de su buena intención, no ha sabido hacer las cosas que había que hacer. Este país necesitaba urgentemente un cambio político para calmar la inquietante perspectiva que estábamos ofreciendo tanto al resto de Europa como a los malditos mercados. Desde las posiciones de la izquierda se ha dado a entender que lo que estaba pasando aquí no dependía de las acciones del partido gobernante, si no de una serie de ataques que vienen no se sabe muy bien de donde. Pero esto no es así, o al menos, no es totalmente así.

El gobierno de Zapatitos ha actuado mal, lento y tarde ante la que estaba cayendo.

Tardó en reconocer la gravedad  y la existencia misma de una crisis que se percibía desde meses antes por la ciudadanía. Tardó en darse cuenta de que una forma eficaz de atajar los problemas con la dichosa deuda pública es gastar menos, recortar, por impopular que pueda parecer esto. Se han centrado en cosas como la Alianza de Civilizaciones, el matrimonio entre homosexuales y el aborto, sin hablar de dedicarse a ayudar a que de nuevo los etarras estén en las instituciones, dejando a un lado los problemas de verdad. Y así nos ha ido.

Y lo que es peor, no se dieron cuenta, y no se han dado aun, de que la única forma de hacer que este país vaya pa’lante es generar empleo, aun a costa de que se rebajen derechos en los trabajadores. ¿Qué es mejor tener trabajo, aunque en condiciones precarias, o no tener trabajo? Desde luego, para el bienestar público y general, que es lo que importa, sin duda es mejor generar trabajo, al precio que sea. Ya vendrán tiempos mejores y ya recuperarán los currantes sus derechos. Pero ahora hay que salir del túnel, y la única forma es que la gente trabaje, al precio que sea.

Trabajando se genera riqueza, se pagan impuestos, se paga a la seguridad social, se consume. Sin trabajar lo único que se hace es generar aun más deuda pública con los dichosos subsidios de desempleo, que por supuesto no hay que quitar, pero sí que hay que controlar y administrar mejor, para que no se produzca fraude y para que el personal se motive.

Motivación, precisamente, es lo que necesita la clase empresarial, para volver a invertir en contratar gente, para poder invertir en crear trabajo. Por eso las medidas de este nuevo gobierno han de estar orientadas hacia eso: ayudar al empresario, especialmente al pequeño y al autónomo, es garantía de trabajo.

Vienen tiempos difíciles en los que todos tenemos que arrimarnos y solidarizarnos con la causa nacional, por el bien común, para levantar un país que ha sido grande y que los socialistas, una vez más, han hecho pobre. Sé que no va a ser fácil. Sé que desde la izquierda nostálgica se apelará a caducos ideales. Pero no es tiempo de ideales, es tiempo de austeridad, de esfuerzo y de disciplina, cosas que en los últimos siete años han brillado por su ausencia en este país nuestro.

Pues eso. Que una vez más España se enfrenta a una encrucijada de la que seguro, ahora si, saldremos airosos, gracias, sin duda, al señor Rajoy. 



Fulgen toma la palabra…

El cambio no podía llegar en peores circunstancias. Lo que este país necesita no es sacudirse un gobierno como quien desparasita una manta sino una inversión decidida y segura en políticas sociales. No se trata de hacer lo que los mercados, palabra hueca para designar a especuladores sin escrúpulos, ni de lo que manda Merkozy, ese monstruo bicéfalo que pretende imponer un cuarto Reich a base de recetas económicas ultra liberales. No. Se trata de gobernar por y para el pueblo, para los que han decidido que ese sea el trabajo del presidente y sus ministros, que defiendan las políticas que se aprobaron y votaron dentro de un programa electoral. Que no se dejen intimidar ni manipular por el entorno.

El gobierno saliente creo que actuó como debía actuar un gobierno responsable: antes de lanzar la alarma, evaluar, recopilar datos y comenzar a frenar, de manera suave, el dispendio para enfocarlo hacia las nuevas prioridades que surgen tras el avistamiento de la desaceleración económica. Comenzó a recortar prestaciones sociales aun a pesar de ser contrario a su programa y realizó una serie de reformas realmente dolosas, reclamadas por delicada la situación internacional y con el objetivo claro de recortar el déficit público. Las personas no pueden trabajar cuando no hay trabajo, y más si el trabajo que se ha generado desde hace décadas ha estado centralizado solo en la recalificación de terrenos para construir indiscriminadamente. Y esas recalificaciones han estado auspiciadas por un gobierno como el que entra hoy, de nuevo, en La Moncloa. Trabajando se genera riqueza, sí, pero la riqueza que genera la gran masa obrera debe repartirse entre todos y más aún en las épocas de escasez como la actual. Pretender que las recesiones sean solo soportadas por los trabajadores es más que poco solidario. El nuevo gobierno viene pidiendo que nos apretemos el cinturón, y ellos no confirman todavía si lo suyos están más agujereados o no. Y tiene toda la pinta de que no. La motivación para salir de la crisis no viene solo por las ayudas a los empresarios. También ha de ayudarse a las universidades para que generen más masa intelectual: las ideas son riqueza en potencia, y hay que fomentar el que los estudiantes se animen a seguir estudiando si no encuentran trabajo, a formarse más que ninguna otra generación anterior o posterior.

Vienen tiempos dificilísimos, de intensa lucha social para detener el avance implacable de la derecha rancia que ayudará a los ricos para que se hagan más ricos. La derecha que se vende por unos trajes, por comisiones, por sueldos millonarios tomados del erario público con total impunidad, como vienen haciendo en todas las comunidades autónomas en las que gobiernan, de Murcia a Galicia. Volvemos a los tiempos de encrucijadas, sí, pero porque la idea de la Europa común se objetivó exclusivamente en la moneda y la economía común, no en la educación o la investigación común. No es nuestra responsabilidad el que España se enfrente a un cruce de caminos, una vez más, en su Historia. El que nos metieran a presión en la zona euro con un crecimiento desmesurado pero basado en el barro es lo que nos ha traído a estos lodos. Y si salimos, no será gracias al señor Rajoy. Me temo que, una vez más, será gracias al sudor y sufrimiento de los mismos de siempre.


NOTA IMPORTANTÍSIMA: Creemos necesario informar de que esta nueva sección, “Acordes y desacuerdos”, consiste en un juego dialectico entre nuestro compañero Fulgen y un servidor. Cada uno, previo sorteo, ha de tomar una postura en un debate antagónico, y ha de defender lo que le toque como sea, aun en contra de sus ideales. Cada uno puede escribir un máximo de 561 palabras, numero elegido total y absolutamente de forma arbitraria. En fin, espero que entendáis que la intención de esta movida es generar debate, hablar y discutir sobre temas que nos influyen mucho a todos. Un abrazo y espero que comprendáis esta historia.

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