LA AVALANCHA DE NOTICIAS Y SUS EFECTOS:



“La contaminación informativa, como la contaminación acústica es un factum de nuestra realidad social que puede, inclusive, amenazar la salud integral de la persona y su calidad de vida.
Una de las características más patentes de nuestro universo social radica en la multiplicación exponencial de mensajes informativos que tienen lugar en él. El ciudadano está expuesto cotidianamente a una auténtica avalancha de noticias y de mensajes audiovisuales que exceden, con creces, su capacidad de digestión y de comprensión intelectual.”
Francesc Torralba Roselló

Frente a tal avalancha cotidiana de noticias, se produce un efecto completamente negativo que consiste en la apatía y el desinterés por lo que se comunica. La multiplicación de noticias las convierte en algo monótono, en una especie de ruido de fondo, que invita al ciudadano a desconectar y a desinhibirse de la realidad. Casi se llega a confundir el evento con el hecho y cualquier fenómeno que ocurre en la realidad social es susceptible de convertirse en evento. Esto tiene como consecuencia el desgaste de palabras y el aumento de la confusión informativa.

También ocurre que las noticias envejecen rápidamente y por ello, aunque sea a modo de artificio, deben construirse otras nuevas para seguir captando el escaso interés del ciudadano. La celeridad de los fenómenos es un rasgo muy característico de nuestro mundo social y ello obliga a los agentes mediáticos a presentar nuevos imputs al auditorio por miedo a que se canse y desconecte. La noticia se convierte en la razón de ser del medio y, si no existen suficientes para llenar un contenido informativo, se construyen pseudonoticias con tal de mantener aparentemente atento al auditorio

Junto a la apatía y al desinterés general por el ruido de fondo, se detecta igualmente, en nuestro mundo, un afán de novedades y un creciente interés por lo último y ello se convierte en tema de conversaciones y de temas de diálogo.

Todo lo que se comunica envejece tan rápidamente que no hay el suficiente tiempo para meditar en torno a lo que ha pasado.

La actualidad parece devorar cualquier intento de reflexión y de meditación en torno a nuestro mundo social. Además, la multiplicación de noticias acrecienta la sensación de caos y en el caos es enormemente difícil o casi imposible hallar un sentido a la realidad social. Da la impresión que los hechos ocurren al azar, sin ninguna razón aparente o hilazón lógico que conecte a unos con otros.
El ser humano necesita algunas islas de cosmos para poder orientarse en la realidad, de ahí la necesidad de pensarla y organizarla jerárquicamente.
Las noticias se queman rápidamente y alteran significativamente la percepción que tenemos de la realidad.

Cuando todo es noticia, ya nada es noticia, precisamente porque se ha relativizado la misma noción de noticia.
La noticia se refiere a una parcela de la realidad que, por razones generalmente interesadas, se magnifica o se minimiza según convenga. La fidelidad a la realidad debería ser el eje central de la noticia, pero esta fidelidad se halla muy distorsionada por intereses que nada tienen que ver con el respeto a la realidad.

El valor de la transparencia y de la veracidad deberían ser los ejes centrales del proceso de comunicación. La ocultación de la realidad, la distorsión de los sucesos por intereses ajenos a la verdad es una práctica que tiene que ser censurada porque atenta directamente con el derecho a la información que tiene todo ciudadano en un país libre, democrático y participativo.

Fuente: Revista Crítica y http://www.mundoculturalhispano.com/spip.php?article1108

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