EL BOLSON


Oasis en los Andes.

El Bolsón es una ciudad argentina ubicada en la región patagónica, en el extremo suroeste de la provincia de Río Negro, y en medio de un paisaje de montañas, bosques de coníferas, ríos y lagos. Un oasis en medio del bosque andino del sur. Una placer para los sentidos.
Se encuentra emplazada al pie del Cerro Piltriquitrón, que en idioma mapuche significa "colgado de las nubes", en un profundo valle de origen glaciar orientado de norte a sur, cuya base está surcada por los ríos Azul y Quemquemtreu.

La ocupación humana en la actual zona de bosques Andino Patagónicos sólo fue posible a partir del retiro de los hielos que la invadieron durante la última glaciación pleistocénica de hace aproximadamente 14 milenios.
Los antecedentes humanos analizados por los últimos estudios de pinturas rupestres de la Comarca Andina señalan una antigüedad de unos 11.500 años, dos milenios antes que las pinturas de la Cueva de las Manos del río Pinturas, en Santa Cruz.

Resulta paradójico no encontrar antecedentes líticos y de las edades de cobre, bronce, hierro, ni tampoco más recientes, que den pistas para identificar a los más antiguos habitantes de estos valles. Es de hacer notar que casi todos los asentamientos poblacionales originarios de América, por lo general, se los encuentra en las proximidades de las fuentes de agua: ríos, arroyos, lagos, litorales marítimos o combinados con los abrigados bosques, o en las llanuras y pampas aptos para la cría de animales.
No obstante encuadrarse plenamente en estos casos, los valles cordilleranos circundantes a la actual región de El Bolsón no registran antecedentes antropológicos anteriores a las más recientes etnias mapuche y tsonek o chon (tehuelche). Sin embargo, sí se han verificado huellas culturales de asentamientos primitivos en las vecindades de la estepa, con condiciones climáticas y geográficas mucho más severas.

Los primeros pobladores de la región fueron los tsonek, de costumbres cazadoras y recolectoras, estacionalmente nómades. Era normal que durante los inviernos se refugiaran en las regiones más abrigadas de los bosques y lagos, para emprender con mayor intensidad las actividades de caza de guanacos durante el verano y los otoños suaves. Bien poco se conoce de ellos antes del siglo XVI, pero a través del proceso de araucanización fueron fuertemente influenciados por los mapuches, cuya cultura más sólida y cohesionada fue ganando terreno hacia la zona oriental de la Patagonia, tanto en forma pacífica como mediante guerras expansionistas.

Ambas etnias originarias fueron en su gran mayoría acorraladas, conquistadas, diezmadas y en algunos casos integradas a la nueva civilización criolla agrícola ganadera centralizada en la ciudad de Buenos Aires, la cual se desarrolló y consolidó recién en la segunda mitad del siglo XIX, al avanzar militarmente sobre las extensas tierras del sur bajo dominio mapuche-tehuelche mediante la llamada Conquista del Desierto, comandada por el general Julio Argentino Roca.
Las fracciones de estas culturas que colaboraron o se integraron al nuevo orden impuesto por la fuerza de las armas, aún hoy habitan en proporción considerable gran parte de la región de El Bolsón y la zona centro oeste de las provincias del Neuquén, Río Negro y Chubut, habiéndose producido un fuerte mestizaje, y ya casi extinguido sus costumbres y lengua nativa.

Este pueblo no fue fundado por ningún conquistador, adelantado, explorador o descubridor. Simplemente esta región sólo sirvió por mucho tiempo como lugar de paso a las migraciones de las comunidades tsonek, trashumantes en busca de caza y recolectores, y luego fue territorio netamente mapuche. Más tarde, con las primeras incursiones de los europeos en la región, también dio refugio temporario a quienes arriaban ganados vacunos y yeguarizos cruzando la cordillera en dirección este-oeste, y viceversa, de un litoral marítimo a otro, produciéndose frecuentes conflictos y desavenencias con los pobladores mapuches.

A fines del siglo XIX, Turquía ejercía un expansivista gobierno que expulsaba a todos aquellos que no aceptaran su opresión. Así bajo pasaporte "turco", emigraron hacia América, árabes del Líbano y Siria. Llegaron a la Argentina, y más precisamente a la Patagonia, en su gran mayoría buscando prosperidad económica. Ancestrales comerciantes y trocadores, los inmigrantes sirio-libaneses fueron con su intuición y visión comercial, además de chilenos y españoles, anónimos fundadores de pueblos en esta zona. Como toda la región, El Bolsón también fue alcanzado por este fenómeno.
Se toma como la fecha fundacional de El Bolsón al 28 de enero de 1926, oportunidad en que se reúnen los lugareños resolviendo formar la primera organización político-administrativa, y firmando el acta constitutiva de la Comisión de Fomento de El Bolsón.

La comunidad de artesanos y amantes de la vida en contacto con la naturaleza han dado a El Bolsón una cultura distintiva en su país.

En el transcurso de los últimos 30 años, la ciudad de El Bolsón fue protagonista principal de un movimiento cultural que instaló en la sociedad argentina temas que ayer no eran considerados, y sin embargo hoy son muy relevantes tanto en el país como en el mundo. Entre ellos podemos mencionar:
La ecología y una actitud respetuosa y de integración con la naturaleza.
La valoración y la justa consideración para con los pueblos originarios.
La vertebración de conocimientos y métodos naturistas para una mejor calidad de vida.
No obstante, tras esta caracterización cultural más evidente, también subyace en la comunidad local algún grado de segmentación social y desencuentros sectoriales, principalmente entre la población nativa, nacidos y criados en la región, y los emigrados de las grandes ciudades que llegaron a estos valles en busca de un nuevo estilo de vida.
A su vez, en el primer grupo social (nacidos y criados) se encuentran dos sectores culturales bien diferenciados entre sí. Por un lado los denominados "paisanos", descendientes directos e indirectos de las etnias tsonek y mapuche, en general muy lejanos ya de sus costumbres y sabiduría ancestral, viviendo en los barrios periféricos y precarios de la ciudad, y por otro los viejos pobladores hijos o nietos de los pioneros occidentales, europeos, sirios, libaneses, o con algún grado de relación con los originales beneficiarios de las tierras accedidas a partir de la Conquista del Desierto, quienes actualmente están representados en su amplia mayoría por el sector comercial más arraigado de la población.

Por su parte, entre la creciente masa recientemente incorporada a la región de El Bolsón, casi siempre producto de migraciones desde las grandes ciudades, a su vez también se evidencian dos perfiles culturales netamente disímiles: quienes con una búsqueda más urbana y de consumo llegan dispuestos a sumarse a un desarrollo comercial y turístico, y los habitantes que por su parte adscriben a una vida más natural, en armonía con el medio ambiente, generalmente contrarios al desarrollo turístico y al consumo urbano, en favor de un perfil rural productivo, artesanal, orgánico, ecológico y autosuficiente, simpatizantes en mayor o menor grado con la anterior y efímera filosofía hippie setentista.
Dentro de este último sector social se encuentra asimismo una notoria cantidad de músicos, escritores, escultores, plásticos y artistas en general, algunos de excelente nivel y relevancia internacional, característica distintiva de esta localidad en cuanto a la gran cantidad de artistas residentes respecto del total de la población.

Esta marcada segmentación en los cuatro sectores sociales mencionados, netamente diferenciados entre sí, puede asumirse también como una de las singularidades culturales de El Bolsón.

Asimismo, a partir de la década del noventa ha aparecido un nuevo fenómeno poblacional y sociocultural, encarnado por un muy minoritario grupo de nuevos habitantes, algunos permanentes y otros ocasionales, de altísimo poder adquisitivo, quienes han realizado inversiones considerables en grandes extensiones de tierras periféricas. De tal manera han adquirido ambientes naturales y ecosistemas completos, y sus emprendimientos han tenido una notoria gravitación e impacto económico, social y político, con una receptividad y opinión pública dividida, tanto a favor como en contra, por parte de todos los demás sectores de la población.

Fuente: Wikipedia.

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