EDISON, TESLA, AC/DC Y LA SILLA ELECTRICA.

Perpetrado por Oskarele

Tenemos mucho que agradecerle a la electricidad. Ha provocado un cambio brutal en este mundo que habitamos. Unas veces para bien, otras veces para mal. La electricidad era la palabra mágica a fines del XIX: sus aplicaciones crecían como la espuma, y después de la Exposición Mundial de París, en 1881, y de la presentación de la lámpara de Edison, los nuevos sistemas de iluminación eléctricos se convirtieron en el logro tecnológico más importante del mundo. El siguiente paso era sustituir al vapor para hacer funcionar motores industriales. Y, efectivamente, se consiguió.

Ahora bien, había un problema: estos motores requerían un voltaje superior a los 110 V usados para las bombillas, y el sistema de Edison, que utilizaba corriente continua, no era el suyo para estas nuevas demandas, ya que la transmisión a larga distancia de cantidades enormes de CC (Corriente Continua), era cara y poco eficaz.

Y siempre hay algún listo que da en el clavo: En 1886, George Westinghouse, un empresario forrado, pero novato en estos temas, fundó Westinghouse Electric para competir con General Electric de Edison.

Westinghouse trabajó en un concepto totalmente diferente, basándose en las ideas, descubrimientos y patentes del genial Nikola Tesla, que defendía a muerte la Corriente Alterna (CA), pues partía de que a mayor voltaje, menor perdida.

Así teníamos CC, de Edison, de baja tensión y cableado subterráneo, y la CA, de Westinghouse-Tesla, de alta tensión y conducida por cables aéreos (el voltaje de la CA se podía elevar con un transformador para ser transportado largas distancias con pocas pérdidas. Entonces, antes de proveer energía a los clientes, el voltaje se puede reducir a niveles seguros y económicos).

Esto no le hizo ni puta gracia a Edison.

Así que ambos se enfrentaron en una batalla pública (los periódicos la llamaron “la guerra de las corrientes”), para ver cual tecnología acababa dominando el mercado.

Y como caído del cielo, Edison aprovechó el invento de un empleado suyo, Harold P. Brown: una silla eléctrica de CA, en la que, en ferias y mercados por todos los USA se dedicó a freír perros, gatos, pollos y hasta un elefante (el famoso Topsy, filmado en una película de 1903), con la intención de demostrar lo peligrosísima que era la CA de Westinghouse-Tesla. Este último, para intentar neutralizar este ataque, se expuso a una CA que atravesó su cuerpo sin causarle ningún daño.

Edison nada pudo hacer. La guerra comenzaba a perderse.

Y durante la Feria Mundial de Chicago de 1893, Tesla tuvo su gran oportunidad: Westinghouse presentó un presupuesto por la mitad de pasta de la que pedía General Electric (de Edison). Así la iluminación de la Feria le fue adjudicada y Tesla pudo exhibir sus generadores y motores de CA.

La CA acabaría imponiéndose en todo el mundo.

Pero aquella silla inventada por Harold P. Brown, el empleado de Edison, fue aprovechada para otras labores.

Resulta que en plena guerra de las Corrientes, Edison consiguió exponer sus propuestas a una comisión del Congreso de los EEUU. Uno de los participantes, de Buffalo, Nueva York, tuvo la “brillante” idea de utilizar aquella silla para sustituir el método que se usaba en aquel estado para ejecutar las penas de muerte, la horca, considerada algo atroz e inhumano.

¡La electricidad podía matar mas “humana y piadosamente” que la horca!

Dicho y hecho.

El 6 de agosto de 1890 dos nombres pasaron a la historia: William Kemmler, como la primera víctima (además, de mala manera, pues tardó en morir más de lo esperado, en mitad de un sufrimiento terrible), y Edwin F. Davis, como el primer verdugo tecnológico y electricista.

9 años después, el 20 de marzo de 1899, matan a la primera mujer, Martha M. Place.

En poco tiempo se convirtió en el método más generalizado de ejecución en los USA.

Durante unas cinco décadas será la estrella de los métodos de ejecución, hasta que, en busca de “humanizar” aun más el acto, se inventa la cámara de gas, que comenzó a usarse en los 50. Aun así sigue existiendo hoy en día en algunos estados (Alabama, Florida, Carolina del Sur, Tennessee y Virginia), alternándose con otro invento atroz, la inyección letal.

Todo por hacer más llevadero este trance al reo… o no…

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