INMENSIDAD EN BLANCO


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Mucho calor en Europa, mucho frío en el cono sur latinoamericano…Hablemos de hielo.

Con el espíritu que guió la creación de los Parques Nacionales, era inevitable que uno de los monumentos naturales más sublimes de la naturaleza argentina, tuviera su propia área de preservación.

El Parque Nacional Los Glaciares se crea en 1937, con el fundamento de resguardar una extensa área de hielos continentales y glaciares desplegada en más de 600.000 hectáreas, al sudoeste de la provincia de Santa Cruz.
Basta con observar las imágenes, para presentir parte de la subyugante belleza que personifica este paisaje de hielo.
Por su atractivo, su interés glaciológico y geomorfológico, y parte de su fauna en peligro de extinción, la UNESCO declaró a los glaciares Sitio de Patrimonio Mundial en 1981.
El Parque Nacional Los Glaciares comprende un escenario de montañas, lagos y bosques, incluyendo una extensa parte de la Cordillera de los Andes prácticamente cubierta de hielo y nieve al oeste y la árida estepa patagónica al este.

Pero sin lugar a dudas, llama la atención el campo de hielo patagónico, cuyo manto es el más grande del mundo después de la Antártida. Los campos, también conocidos como hielo continental patagónico, ocupan en total una superficie aproximada de 2.600 km ² y significan más del 30% del espacio protegido. De estas gélidas extensiones se desprenden 47 glaciares mayores, de los cuales 13 desembocan en la cuenca atlántica. Asimismo existen, independientes del campo de hielo, 200 glaciares de menor magnitud.

Formado por los deshielos de este enorme sistema, dos grandes lagos, el Argentino y el Viedma, vierten sus aguas en el océano Atlántico después de cruzar toda la provincia de Santa Cruz a través del río homónimo.
El Lago Argentino es escenario del enfrentamiento de dos colosos: el glaciar Perito Moreno y el glaciar Upsala.

El más conocido, el glaciar Perito Moreno, debe su fama al continuo movimiento de sus masas, producido por un fenómeno cíclico de avance y retroceso, con espectaculares desprendimientos de su descomunal frente de 5 km y sus 60 metros de altura por sobre el nivel del lago. Sorprendente y curiosa es su traslación continua, que provoca la acumulación, fractura y desprendimiento de inmensos bloques de hielo. Con la estridencia de un trueno, las moles se sumergen en fragmentos y navegan por el Canal de Témpanos.
Cada tres o cuatro años, el gradual rompimiento y posterior nivelación de las aguas de los lagos deja boquiabiertos y sin respiración a aquellos que se acercan a presenciarlo.

En las antípodas del Perito Moreno, ubicado en el brazo norte del Lago Argentino, el Upsala ostenta 50 km de largo y casi 10 km de ancho. Dentro del sector norte del Parque Nacional Los Glaciares, el macizo Fitz Roy, con sus 3375 m de altura, y el cerro Torre, de 3102 m, reinan impasibles sobre los picos más altos de los cordones circundantes y presentan la mayor diversidad de formación granítica de la cordillera.

Custodiados por las montañas y los glaciares, los bosques subantárticos ocupan alrededor de 79.000 has, donde predominan la lenga y el guindo. Por resistir mejor las temperaturas bajas, la lenga es la que más se acerca a los glaciares y sus bosques también cubren los fondos de valle. En cambio, el guindo, con características muy similares al coihue, se asocia mejor a la oceanidad del clima y es menos tolerante a las amplitudes térmicas.
Entre los arbustos hermosean con sus coloridos el notro, con sus flores rojas, el calafate de flores amarillas y fruto violeta, y el sauco del diablo en las zonas más húmedas del bosque. Además encontramos helechos, musgos, líquenes y flores como la topa-topa, con forma de zapatilla, y las orquídeas. Las arvejillas azuladas crecen y tapizan las zonas cercanas a los glaciares y la pinguicula antártica, una especie de planta carnívora de flores violáceas, atrae a los insectos para digerirlos y obtener las sustancias nitrogenadas necesarias para su nutrición.
Durante el invierno, el huemul baja de las praderas de altura a los bosques en busca de alimento y refugio.
La gran diversidad de aves, entre las que se encuentra el carpintero negro patagónico, la cotorra austral y el picaflor de corona granate, incluye en los ambientes acuáticos a cisnes de cuello negro y patos como el zambullidor grande y el de torrentes.
Por encima de los bosques, a partir de los 1.000 m de altura y hasta el límite de las nieves permanentes ubicado a 1.600 m, se extienden los semidesiertos de altura. Hacia el este, las estribaciones de los Andes van desdibujándose en la meseta patagónica, donde el bosque deja su lugar a la estepa, con matas de gramíneas bajas y compactas. Allí habitan guanacos, zorros grises y zorrinos patagónicos. Entre las aves de la estepa, el gran corredor es el ñandú petiso.
En el sector norte del Parque Nacional Los Glaciares anidan importantes poblaciones de cóndores y de águilas escudadas.

Las investigaciones arqueológicas indican que tres mil años atrás, la región del Lago Argentino estuvo habitada por grupos de cazadores-recolectores, ágiles y capaces de aprovechar los espacios situados tanto en la estepa como en el bosque en alturas variables desde 200 a 1100 m.s.n.m. Su subsistencia residía principalmente en la explotación del guanaco, además de utilizar los diversos ambientes de manera complementaria en distintos momentos del año. Asimismo, se han descubierto materiales provenientes del océano Pacífico, que presupone el acceso directo a esas zonas o la existencia de redes de intercambio.

En este recóndito lugar de la Argentina, la naturaleza desbordó sus magnitudes para no dejar de asombrarnos.



Les dejo arriba un video sobre la ruptura del Glaciar Perito Moreno.

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