PARTE 45. EL PRIORATO DE SIÓN. UN TAL PIERRE PLANTARD. PARTE 6: ¿PARTICIPÓ EN LA CONSPIRACIÓN QUE DEVOLVIÓ EL PODER A DE GAULLE?


Perpetrado por Oskarele

Charles de Gaulle se autoproclamó presidente del gobierno provisional de Francia al terminar la segunda Guerra Mundial y ser liberada la ciudad de Paris (agosto de 1945), aunque es cierto que fue aceptado por la mayoría de instituciones. Su pensamiento y sus ambiciones políticas iban más allá de derrocar simplemente a los nazis: se oponía con firmeza a restaurar el régimen anterior a la guerra, pues, pensaba que durante la III República los partidos políticos disfrutaban de un poder excesivo, provocando cambios de gobierno constantes y gran dificultad para terminar programas políticos.

De Gaulle, no demasiado demócrata que era, pensaba que el Jefe de Estado tenía que tener más poder.

Hay que tener en cuenta que De Gaulle era monárquico, como muchos de los protagonistas de nuestra historia (Saunière, Henri Buthion, De Sede, Plantard…). Por lo tanto, si hubiese sido por él, hubiese restaurado la monarquía, pero sabía que eso no era posible, así que se fue a una opción cercana: un presidente con los poderes de un rey.


Pero no fue posible: su idea de un “rey electo” no gustó y el 20 de enero de 1946 dimitió. El 13 de octubre de aquel mismo año un referéndum legitimó la constitución de la IV república. En abril de 1947, fundó su propio partido, la Agrupación del Pueblo Francés (RPF), pero fracasó electoralmente y lo disolvió en el 51 y, aparentemente, dejó la política.

Estaba esperando su momento.

Su regreso parecía improbable, por no decir, imposible. A finales de 1955 menos del 1% de los franceses lo querían. En Julio de 1956 solo el 9%. En 1958, el año que finalmente volvió, solo el 13% lo quería de presidente… Pero volvió. ¿Por qué?

Pues, por un lado, tenía el apoyo de las fuerzas armadas, y por otro, tenía la confianza de muchos sectores de la derecha y del capital, así como el de sus miles de admiradores. Así que, De Gaulle, fue paciente, y esperó a que hubiese una crisis lo suficientemente grande como para que fuese llamado… y la crisis llegó.

Francia llegó a tener una gran cantidad de colonias, tanto en el norte de África (Argelia, Marruecos y Túnez) como en Asia (la Indochina Francesa). Poco a poco las fueron perdiendo todas, pero la perdida más dolorosa fue Argelia, donde muchos ciudadanos se habían asentado y que era considerada como parte de Francia. Pero poco a poco el grito de independencia se fue haciendo más fuerte y el gobierno se vio obligado a silenciarlo mandando cada vez más tropas.

Cuando parecía que el gobierno de París iba a ceder, los líderes civiles y militares de Argelia se hicieron con las riendas y crearon un Comité de Salud Publica (de salvación nacional, más bien), el 13 de mayo de 1958, una forma gabacha de golpe de estado bastante empleada en aquel país. Los comités se extendieron por varias ciudades y se hicieron con el control, en teoría para mantener el orden, pero en realidad, para hacerse con el poder.


La rebelión amenazaba con extenderse a la metrópoli… se necesitaba una persona que encauzase la situación y que estuviese al margen de aquellos acontecimientos y… voilá, ¿Quién mejor que De Gaulle, que llevaba siete años retirado? Los militares argelinos informaron de que a menos que se hiciese De Gaulle cargo, invadirían la propia Francia continental (ya habían tomado incluso Corcega), donde ya se habían formado varios comités de apoyo.

Así, el 1 de junio de 1958 fue nombrado primer ministro de la Asamblea Nacional. Al día siguiente, tras amenazar con irse, se le otorgó el poder absoluto para reformar la constitución. Y se le nombró Presidente de la República. En septiembre de 1958 se hizo un referéndum, y la nueva constitución se aprobó por un 80%. Había conseguido su sueño de ser un “Rey electo”.

Pero en realidad la cosa no fue así: aquella oportuna crisis de Argelia no fue algo casual ni esporádico, si no algo premeditado y provocado por determinados grupos de poder que ansiaban el regreso del general De Gaulle al poder. De esto no hay duda. Lo que no está mu claro es si él mismo lo sabía o no… siempre lo negó, pero ¿Qué iba a decir?

En  1964, Anne Léa Hisler, la mujer de Pierre Plantard, escribió que los Comités de Salud Publica obedecían las órdenes del mariscal Alphonse Juin y que el comité líder estaba formado por Michel Debré, André Malraux y Pierre Plantard, “conocido como Way”. Según ella, nuestro protagonista habría jugado un papel esencial en los acontecimientos. Nuestra primera opción siempre es dudar de todo lo que rodee a este señor, pero hay determinados indicios que permiten hacernos creer en su autenticidad.

El 18 de mayo de 1958 las agencias de prensa extranjeras recibieron un comunicado anunciando que un Comité de Salud Pública operaba en Paris. El comunicado estaba firmado por un tal “Capitán Way” y decía así: “El C. S. P. debe expresar los deseos del pueblo y todos los franceses deben participar en la obra de reconstrucción de nuestro país, en nombre de la libertad, la unidad y la solidaridad; todos los voluntarios que han atendido nuestros llamamientos durante 15 días deben presentarse hoy y ayudar al general de De Gaulle. Patriotas, a vuestros puestos, y confiad en el hombre que ya ha salvado a Francia”


Unos días después el diario “Le Monde” declaró que ya existía un comité en Paris y además ofrecían más información sobre aquel misterioso Capitán Way: era el secretario del Comité Nacional, y sabían que el nombre real era Plantard porque ¡¡ el mismo lo reconoce!! En una carta firmada que decía así: “el Comité Central se creó el 17 de mayo y su objetivo era la propaganda y servir de enlace entre todos los Comités de Francia. Teniendo en cuenta que Francia es una tierra de libertad, que todos los individuos tienen derecho a sus convicciones, nuestra acción es ajena a toda política y se desarrolla exclusivamente a nivel patriótico para poner todo nuestro empeño en la renovación de Francia. En este sentido hemos declarado al general De Gaulle en una carta del 29 de mayo que “cumplimos estrictamente las directivas que recibimos de las autoridades”

“Le Monde” describía a Plantard como un contable de un negocio parisino, mientras que él, mintiendo, decía ser un antiguo deportado.

Cinco semanas después, “Le Monde” anunciaría que el Comité Central se había disuelto y que “Los oficiales del C.C. han decidido formar federación del movimiento del Manifiesto a los Franceses, 139, rue Lafayette, París, la unión nacional cuyo programa garantiza la defensa del país y de la libertad. Firmado: Capitán Way.” El escrito, además, añade: “El señor Pierre Plantard es el secretario de Propaganda del Movimiento del Manifiesto a los Franceses, que sucede al comité, y entre sus miembros se cuentan los señores Achille Fould, empresario; Paritsch, periodista; Maurice Du Parc (…) y el doctor Paul Baron” (El tal Achille Fould, judío y masón, fue criticado años antes por el propio Plantard en su revista “Vaincre”)

STOP

Paremos un momento a reflexionar.

¿Qué tiene todo esto que ver con la movida de Rennes Le Château, que al fin y al cabo, es lo que nos congrega? Pues bien, como veremos luego, el Priorato sale a la luz pública en 1956. Solo dos años después, 1958, su creador, juega un papel clave en los acontecimientos que devuelven el poder a De Gaulle.

Pero ¿Cómo puede ser esto? ¿Cómo puede ser que un tipo que fue totalmente pro-Pétain en la época nazi, colabore tan fervientemente con la causa de De Gaulle?

Pues simplemente porque el objetivo de los dos líderes fue el mismo: una nueva Francia, tradicionalista y reforzada, con un gobierno fuerte.

Y hay que tener en cuenta una cosa importantísima: cuando se publicaron aquellos escritos en “Le Monde” y cuando Anne Léa Hisler, la mujer de Plantard, escribió en 1967 una intentona de memorias, reconociendo que Alphonse Juin, Michel Debré y André Malraux estaban relacionados con la conspiración para devolver a De Gaulle, todos estos eran políticos en activo en puestos cercanos a De Gaulle (Alphonse Juin, ministro de defensa, Malraux, ministro de información)… pero nadie emprendió acciones contra Plantard ni contra su esposa.

Además, ya habíamos mencionado antes las famosas transferencias de oro a Suiza de 1952, por las que comió cárcel Plantard y de las que él mismo dijo que eran para financiar el apoyo a De Gaulle…

Curioso ¿No?

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