LA ATLÁNTIDA. PARTE 3. LOS TESTIMONIOS GRECORROMANOS AL RESPECTO, 1/2

MAPAMUNDI DE HERODOTO


Perpetrado por Oskarele

“¡Qué relámpago atravesó mi mente! ¡La Atlántida! ¡La antigua Merópide de Teopompo, la Atlántida de Platón, ese continente negado por Orígenes, Porfirio, Jámblico, D'Anville, Malte-Brun, Humboldt, para quienes su desaparición era un relato legendario, y admitido por Posidonio, Plinio, Amiens-Marcellin, Tertuliano, Engel, Sherer, Tournefort, Buffon y D'Avezac, lo tenía yo ante mis ojos…” decía el profesor Aronnax tras contemplar, atonito, los restos de la Atlántida, según el genial relato escrito por Julio Verne en su novela “20.000 leguas de viaje submarino”.

En un momentico, Verne, se marcó una relación bibliográfica sobre la Atlántida en la antigüedad.

Vamos a ver un poquico de cómo los antiguos se tomaron la historia de Platón.

Pero antes hay que mencionar una interesante referencia anterior al maestro ateniense: el historiador griego Heródoto (484-425 a.C.), el considerado padre de la historiografía, habló de un misteriosa ciudad situada en el Atlántico, Tartessos, así como un nombre similar al de Atlántida, lo que ha llevado a que algunos, lo hayan considerado como una colonia de la Atlántida o incluso como la propia Atlántida: "Los primeros griegos que realizaron largos viajes (los fenicios) estaban familiarizados con Iberia (España) y con una ciudad llamada Tartesos, "... más allá de las Columnas de Hércules..." a la vuelta de la cual los primeros comerciantes "obtuvieron un beneficio mayor que el conseguido por griego alguno antes..." .

Más adelante veremos cómo algunos autores proponen este reino de Tartessos como descendientes directos de los atlantes.

En otro pasaje habla de una tribu llamada Atlantes, "... que toman su nombre de una montaña llamada Atlas, muy puntiaguda y redonda, tan soberbia, además, que, según se dice, la cumbre nunca puede verse, porque las nubes jamás la abandonan, ni en verano ni en invierno...".

El nombre del océano Atlántico para identificar el mar que se encontraba más allá de las Columnas de Hércules, y lugar hipotético de ubicación de la isla, es utilizado por primera vez por Heródoto, una generación antes de Platón. Pensaba que el Atlántico había penetrado en la cuenca mediterránea como consecuencia de un terremoto que había hecho desaparecer el istmo que era entonces el estrecho de Gibraltar.

Curiosamente, y a pesar de la importancia que dio Platón a esta movida de la Atlántida, no tenemos ninguna referencia escrita sobre este tema hasta más de tres siglos después del filosofo ateniense, cuando Estrabón (geógrafo e historiador griego que vivió entre el 63 a. C. y el 19 d. C.) cita un trabajo perdido de Aristóteles (384-322 a.C.), el preciado alumno de Platón, en el que irónicamente dijo que, así como Homero, por razones de argumento, estuvo forzado a erigir la muralla de los Aqueanos alrededor de sus barcos en la playa de Troya y luego la hundió, así, en el caso que nos trata, la Atlántida, “él la inventó para luego destruirla” o “el que la soñó la hizo desaparecer” (según la fuente)

Sobre este tema existe cierta controversia, pues, parece ser, que se ha atribuido a Aristóteles, pero el que lo hace, en realidad es Estrabón. En esta página web encontráis una ardua crítica a esta movida, que en realidad es intrascendental para nuestros objetivos.

Pero otros autores, como Charles Berlitz (un autor al que nos referiremos bastante, por su obra “El misterio de la Atlántida”), plantean que Aristóteles si era un escéptico, aunque, por otro lado, este autor afirma que “él mismo escribió acerca de una gran isla situada en el Atlántico, que los cartagineses llamaban Antilia”

Aunque si es cierto también que Teopompo (380-323), historiador griego, bastante crítico con Platón, al que acusaba de mentiroso y plagiario, si hace una referencia… claro que él mismo plagio transparentemente el “Timeo” y el “Critias”, ofreciendo su propio remake de la historia de la Atlántida, que aquí se llama Meropia, habitada por los Méropes. Esta es la Merópide de la que hablaba Verne…

Un tiempecillo después, el filosofo estoico Posidonio (135-51 a. C.), geógrafo, filósofo y matemático, además de astrónomo (es famoso por su peculiar método para determinar la circunferencia de la Tierra) y amigo y tutor de Cicerón, se irritó por esta apreciación supuestamente negativa de Aristóteles, escribiendo que, en virtud de los efectos conocidos de los terremotos y la erosión, le parecía más razonable decir que “es posible que la historia acerca de la isla de Atlantis no sea ficción”. Estrabón, aunque consideraba que este era un crédulo entusiasta en muchos aspectos, estuvo de acuerdo con él sobre esta observación.

Diodoro Siculo (el siciliano, siglo I a.C.), en su magna obra histórica y geográfica llamada “Bibliotheca Historica” (que constaba de 40 volúmenes), describe con bastante detalle la guerra entre las Amazonas y un pueblo llamado “atlantioi” (claramente inspirado por Herodoto y la leyenda platónica) cuyo reino “estaba dividido entre los hijos de Urano, entre los cuales Atlas y Cronos eran los más renombrados. Atlas recibió las regiones de la costa del océano y no sólo dio el nombre de atlantioi a sus pueblos, sino que llamó Atlas a la montaña más grande de la región”. Habla, además, de las hijas de Atlas, que “yacieron” con los héroes y dioses, creando una raza especial. Tras morir “merecieron honores inmortales entre los hombres, quienes les dieron un trono en los cielos y las llamaron Pléyades..."

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