EMIL ZATOPEK (1922-2000 - CHECOSLOVAQUIA) De Locomotora humana a Barrendero de Praga



ByCineclásicajazz Pizcadelodemás

El caso es que cuando me aficioné al atletismo, no sólo me interesaban los atletas de aquella época, sino que también, y quizás más me interesaban aquellos que ya eran toda una leyenda, mitos olímpicos. Uno del que guardo un especial recuerdo es de Emil Zatopek y más allá de los logros deportivos por una anécdota que contaré al final que habla a las claras de la dignidad de las personas.
Emil Zatopek (1922-2000), era un genial corredor de fondo Checo, de origen humilde, antes de correr trabajaba en una fabrica troquelando suelas de zapatos y tragando todo el polvo, después, cosas de la vida, empezo a correr y con el tiempo llegó a ser conocido como "la locomotora humana". Zatopek se presentaba siempre a nuestros ojos con un gesto supremo de sufrimiento, con los brazos en jarras, como si ya no pudiera más y al que sin embargo siempre le quedaba un resto de fuerzas o de coraje para dar un sprint final y llevarse el triunfo, muchas veces ante su eterno segundo, Alain Mimoun. Consiguió una gesta hasta ahora no igualada. Después de ganar alguna medalla en Londres 1948, en Helsinki 1952 ganó el titulo olímpico en las disciplinas de 5000, 10000 y maratón en los mismos juegos, con el desgaste que suponen estas tres pruebas. Creo que el que más cerca se quedó fue Lasse Viren, que en Montreal 1976 gano 5000, 10000 y quedó quinto en el maratón.

Zatopek fue considerado como un héroe nacional, y en el ejercito, al que pertenecía llegó a ser ascendido a coronel. La anécdota que quería contar viene de su apoyo durante "La primavera de Praga" a Alexander Dubcek. Tras ser ésta sofocada brutalmente con los tanques sovieticos, Zatopek fue castigado por su apoyo a la misma, y fue expulsado del ejercito y del Partido Comunista. Llegaron épocas de penuria para Zatopek y no se les ocurrió otro castigo, para intentar humillarle públicamente que darle el oficio de barrendero. La cosa es que los habitantes de Praga no olvidaron a su héroe, y lo que debía ser un castigo se torno en un paseo triunfal. Todos los vecinos limpiaban todos los días las calles que pertenecían a su ruta de limpieza antes de que el llegase, impidiendo así que tuviera que barrer. Sus calles eran las más limpias de Praga sin que el moviera una sola vez la escoba. Era una muestra de respeto sencilla pero abrumadoramente hermosa. Era una alfombra roja que sus conciudadanos le ponían simbolicamente todos los días. Aquí en España, tan acostumbrados a hacer leña del tronco caído, no sé que hubiera pasado en un caso similar. Y es que a veces las más grandes victorias no se tienen en la pista de atletismo.

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