ZECHARIA SITCHIN, EL 12° PLANETA, PARTE 26. UN DESCONCERTANTE DOCUMENTO




ByOskarele

Entre las numerosisimas tablillas cuneiformes encontradas en la Biblioteca real de Nínive, existe una, en forma de disco circular, descrita por algunos expertos como “el más desconcertante documento mesopotámico”, del que se conserva una copia realizada en 1912 por L. W. King, conservador del Museo Británico. Estaba bastante dañado, pero en las zonas no deterioradas se aprecian numerosas formas geométricas, como flechas, triángulos, líneas de intersección e, incluso, una elipse.

Un poco mas abajo en nuestro muro lo tenieis completo

Los primeros estudios indicaron que se trataba de un planisferio (la reproducción de una superficie esférica en una mapa plano), y anunciaron que algunos signos cuneiformes de la placa sugieren medidas... parecen tener algún significado técnico. Los nombres de cuerpos celestes que aparecen en los ocho segmentos dejan claro su carácter astronómico, aunque, especialmente destacan los siete puntos representados en uno de los segmentos.

En 1891, el Dr. Fritz Hommel, en un artículo publicado en una revista alemana («Die Astronomie der Alten Chaldaer»), llamó la atención sobre el hecho de que cada uno de los ocho segmentos del planisferio formaba un ángulo de 45 grados, por lo que llegó a la conclusión de que en la tablilla se representaba un barrido total del firmamento -los 360 grados de los cielos. Y sugirió también que el punto focal marcaba alguna situación en los cielos babilonios.

Parece ser que el principal problema de interpretación estaba con numerosas inscripciones repetidas que no tenían sentido alguno, si se leen como signos lingüísticos asirios. Pero, Eureka, si los leemos como palabras silábicas sumerias, cobra todo el sentido, al menos para Sitchin. El segmento 1, que reproducimos aquí, con la traducción propuesta por nuestro autor.

Según Sitchin, esto sería un mapa de ruta, que marca el camino por el cual el dios Enlil venía a la Tierra: la línea inclinada a 45 grados parece indicar la línea de descenso de la nave espacial desde un punto que está “alto alto alto alto”, a través de “nubes de vapor” y una zona inferior en la que no hay vapor, hacia el punto del horizonte, donde los cielos y el suelo se encuentran.

En los cielos cercanos a la línea horizontal, las instrucciones a los astronautas cobran sentido: se les dice “preparen preparen preparen” sus instrumentos para la aproximación final; después, cuando se acercan al suelo, los “cohetes, cohetes” se encienden para detener la nave que, según parece, se elevaría (remontar) antes de alcanzar el punto de aterrizaje, dado que tenía que pasar por encima de terrenos altos o escabrosos (montaña montaña).

La línea representa una ruta, pues la inscripción afirma con claridad que el esbozo muestra cómo «la deidad Enlil iba por los planetas», que pasa entre dos palabras, Dilgan y Apin (“la primera estación” y “donde se establece el curso correcto”), estaciones en el camino, puntos por los que hay que pasar.
En el planisferio que acabamos de descifrar vemos, realmente, este mapa de ruta, «un plano de Cielo-Tierra». Con el lenguaje de signos y con palabras, los Nefilim nos esbozaron la ruta desde su planeta hasta el nuestro, siempre, según Sitchin, que conste…

La verdad es que todo esto parece bastante atrevido, aunque, visto desde la lógica interna de nuestro autor cobra el mayor de los sentidos… lo que no quiere decir que sea real.

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