LOS ORIGENES DEL CINE ITALIANO, PARTE 2. CABIRIA, 1914. NACE EL CINE ESPECTÁCULO

ByOskarele

Cuenta la leyenda que Giovanni Pastrone, realizador italiano nacido en 1883, y que trabajaba con el seudónimo de Piero Fosco, quedó enormemente impresionado por el “Quo vadis?” de Enrico Guazzoni (1912), y decidió a tener un éxito aun mayor, tuvo la idea de pedir al escritor mas celebre de Italia en aquel momento, Gabrielle d’Annunzio, que escribiese un libreto para una película enorme y épica. Este acepto, a cambio de 50.000 liras del momento, y creo una sensacional y colosal historia con combates navales, volcanes en erupción, multitudes luchando…



La película, que se estrenó el 18 de abril de 1914, cuenta la historia de Cabiria, una niña romana de una familia patricia que vive en Sicilia. Cuando el Etna entra en erupción su hogar queda destrozado, siendo salvada la niña por su nodriza, que son raptadas por piratas fenicios y vendidas como esclavas en el mercado de Cartago. Tras una serie de vicisitudes, Cabiria está a punto de ser sacrificada al dios Moloch, cuando en el último momento es rescatada por Fulvio Axila, un noble romano, y su esclavo, el gigante Maciste (el personaje más recordado de esta película, interpretado por el estibador portuario Bartolomeo Pagano, del que se harán numerosas películas posteriormente)

Mientras tanto Aníbal cruza los Alpes al mando del ejercito cartaginés, y nuestros protagonistas vuelven a ser capturados, siendo Cabiria entregada al servicio de Asdrúbal. La flota romana es destruida en Siracusa, pero los romanos acabaran vengándose, entrando victoriosos en Cartago, liberando a Cabiria de la garra de sus captores, logrando reencontrarse con su enamora Fulvio Axila, el romano.

Básicamente esa es la historia, el que quiera saber más que la vea aqui abajo

Es inexplicable, desde nuestro punto de vista actual, que en 1914 se hiciera una película de esta envergadura, con un metraje total de casi cuatro horas y una puesta en escena realmente colosal y curradisima, en la que no se escatimaron medios y que, para colmo, contó con un genial libreto escrito por D’Annunzio. Pero lo cierto es que se hizo.

La obra cuenta con la participación del genial Segundo de Chomón, como mencionamos en artículos anteriores, encargado en esta ocasión de los efectos especiales y de la fotografía. En este último aportado realizó dos aportaciones pioneras e importantísimas: montó unos complicadísimos travellings (empleados en esta película por primera vez), que en Italia eran conocidos como “carellos” y creo unos impresionantes efectos de contraluces y claroscuros con un genial empleo de la iluminación artificial.

La película, realizada a las puertas de la Primera Guerra Mundial, reflejaba un claro paralelismo con la realidad histórica de su contexto: en aquellos años Italia había conquistado posiciones al imperio otomano en Libia, durante la conocida como Guerra Ítalo-Turca, entre 1911 y 1912. El filme servía de propaganda nacionalista, exaltando el victorioso papel de Italia y Roma en las Guerras Púnicas.

La cosa resulto ser un éxito mundial, pero la importancia la obtendría posteriormente por la influencia que tuvo en uno de los tíos mas grandes de la historia del cine, D. W. Griffith, que habló maravillas de ella, y que cogió muchas de sus ideas (su tema histórico, su puesta en escena colosal y el empleo de enormes masas de extras) para emplearlas en sus grandes epopeyas “El nacimiento de una nación” (1915) e “Intolerancia” (1916)

Curiosamente, la obra, a pesar de ser dirigida por Pastrone, bajo el pseudónimo de Piero Fosco, se vendió como una obra de Gabriele D’Annunzio, quien, a pesar de no hacer más que los intertitulos, bastante teatrales y cutres, por cierto, se dijo que la escribía y la dirigía, diseñaba sus decorados y vestuario, opinaba sobre los efectos de la iluminación y de la fotografía... durante mucho tiempo fue una película "de D'Annunzio". Pero fue el mismo Pastrone el que promovió esta mentira con un interés claramente comercial.




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