LOS ORIGENES DEL CINE ITALIANO, PARTE 1. EL COLOSALISMO ITALIANO


ByOskarele

No tardó mucho en llegar el invento de los Lumière a Italia: concretamente en 1896 se rueda la primera película, titulada, como no, “Llegada de un tren a la estación de Milán”. No era ni más ni menos que una toma rodada con una cámara Lumière de la llegada de un tren. Y las primeras películas que se hicieron a continuación fueron copias de las cintas sencillas de los hermanos franceses.

Pero rápidamente un señor llamado Luigi Topi, realizó un pequeño film en diez cuadros, titulado “Passione di Gesú” (La pasión de Jesús), que se presentó con gran éxito en la semana santa de 1897. Esta película será el primer antecedente de un género que nacerá en Italia y que perdura hasta la actualidad: el colosalismo, el cine histórico ambientado en la antigua Roma o Grecia.

El cine no se desarrollará realmente en Italia hasta 1905, año en que se estrena “La presa di Roma”, dirigida por Filoteo Albertini, el primer cineasta italiano, en la que se pretende transmitir el orgullo y la unidad patriótica del pueblo italiano. Para ello se narra la entrada de las tropas italianas en la Roma de 1870, después de ser abandonada por los soldados de Napoleón III, culminando así la unificación italiana.

Se trataba de una superproducción (para la época, claro) y fue la primera producción de la productora “Manufactura cinematográfica Alberini-Santoni”, dedicada a la producción de películas al estilo de operas como “Aida”, a las que el pueblo italiano tenía mucha afición.

En 1907 Arturo Ambrosio, fotógrafo de Turín, funda otra productora, y realiza la que se considera la primera aproximación al “péplum” (cine de romanos, de toda la vida), una obra sobre Marco Licinio Craso titulada “Marcus Lycinius”. Ambrosio tendría su mayor éxito al año siguiente, 1908, cuando estrena “Gli ultimi giorni di Pompei” (Los últimos días de Pompeya), co dirigida junto a Luigi Maggi, basada en la novela homónima de Edward Bulwer Lytton, una cinta en la que no es escatimaron recursos, resultando una película colosal, desde la longitud del guión (era un film de cuatro rollos) hasta los brutales decorados diseñados por Ettore Ridoni.

En la película destacan especialmente las escenas de trucajes y efectos especiales, impresionantes para la época, representando, por ejemplo, la erupción del Vesubio o la fuga de los espectadores del circo golpeados por fragmentos de lava incandescente. Además se introdujeron algunas coloraciones en algunas escenas.

Lo cierto es que la película de Ambrosio fue un gran éxito: se proyecto simultáneamente en toda Italia, se exportaron centenares de copias a todo el mundo, incluido los Estados Unidos, donde el público y la crítica acogieron la película con ovaciones, siendo pronto imitada, tanto en Italia como en el extranjero.

Si bien todavía el cine acusa una concepción muy teatral, con decorados en los que son habituales los telones pintados, la concepción fílmica, los efectos de trucaje, los ambiciosos decorados y maquetas y los movimientos de masas de actores, la hicieron cosechar un extraordinario triunfo, dando origen a un género, el péplum o colossal italiano, cuyo máximo fruto sería la “Cabiria” de Giovanni Pastrone, aunque antes se estrenaron otras obras de este rollo como “Quo Vadis?” de Enrico Guazoni, con unas interpretaciones interesantísimas o “Attila, flagello di Dio”.

El colosalismo italiano seria lo opuesto al “Film d’art” francés que comentábamos en un artículo anterior, ya que intenta desvincular definitivamente al cine del teatro y hacer de él un arte independiente. Así surge un cine en el que se le da una enorme importancia a la decoración y a la ambientación histórica, evitando en todo caso los decorados teatrales a base de telas pintadas. Otra característica seria la aparición de los figurantes, que en algunas películas aparecen por centenas, creándose un cine de masas, donde trabajaban una cantidad enorme de personas.

El argumento de estas películas “Colosales” sueles ser de carácter épico, narrándose algún acontecimiento histórico importante, aunque siempre interrelacionado con una historia privada e intimista de los protagonistas. Este concepto de cine espectáculo va intimamente relacionado con el empleo de grandes planos de conjunto, que requerían un esfuerzo coordinador importante, y que hasta entonces no se había utilizado.

Todos estos rasgos definitorios del Colosalismo Italiano los veremos en nuestro siguiente artículo, dedicado a la genial película “Cabiria” de Giovanni Pastrone.



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