LE FAUX MYSTÈRE (PARTE 32) COMIENZA LA LEYENDA: CORBU, EL PRIMER MENTIROSO, Y EL HOTEL DE LA TOUR


ByOskarele

Marie Denernaud, la amante y heredera de nuestro abad favorito, murió sin decirle al comprador de la finca, Noël Corbu, donde se encontraba el dinero o el tesoro que, aparentemente, tenia escondido. Se llevó a la tumba el secreto del sacerdote. Pero aun tenía el empresario una oportunidad: quedaba todo el archivo de Saunière, que estaba guardado en cajas…

Pero su gozo duró poco: no había ningún plano para acceder al tesoro escondido entre los papeles del abad. Había facturas, recordatorios, letras, libros de cuentas, de misas, cartas y otras cosas… pero ni una sola pista.

El tesoro no aparece y la economía familiar cada vez está más debilitada, hecho este acrecentado por la cantidad de gastos que supone el mantenimiento de la finca. Así que el bueno de Noël Corbu decide aprovechar las dotes culinarias de su esposa y que sus hijos ya son mayorcicos como para poder trabajar y decide abrir un hotel restaurante llevado por toda la familia.
Así, en 1955 se abre el Hotel de la Tour.

Un hotel tirando a austero, con no más de ocho habitaciones, a razón de dos por cada planta de la Villa Betania. Las más modestas estaban en el sótano, que daba al patio de la casa parroquial. En la primera planta se encontraban las habitaciones más hermosas, donde antes estaban el salón y el comedor. En la última planta estarían las habitaciones con mejores vistas, ya que desde allí se veía todo el valle del Couleurs y del Monte Bugarach.

Al fondo del parque, bajo al mirador situado junto a la Torre Magdala, se construirían dos grandes salones para el comedor del restaurante, construyendo la cocina junto a la Torre de Cristal.

Corbu cree en su proyecto  y se gasta una pasta en llevarlo adelante. No hay más que esperar a que vengan los clientes. El problema es, y será, ese precisamente. RLC es un pueblecico de montaña que, a finales de los años 50 del siglo pasado, era totalmente desconocido, con un difícil acceso mediante una ondulada carretera comarcal (que por cierto, sigue igual de mal), con calles sin asfaltar, vacas por mitad del pueblo, un castillo en ruinas… Los turistas, después de visitar la cercana y bella Carcasona no se aventuraban hacia el interior del departamento, sino que se iban echando hostias hacia la Costa Brava.

Así queda claro que para realizar un proyecto como el de Corbu hay que ser un inconsciente… o un visionario.
Efectivamente, los clientes no llegaron y las habitaciones aparecían, para desesperación de la familia, vacías casi siempre.

Es justo en este momento cuando a Corbu se le ocurre una idea que tendría unas consecuencias impresionantes durante los siguientes cincuenta años. Buscando una razón para que los turistas subiesen a aquel pueblo situado en el fin del mudo, trama la historia de un tesoro fabuloso que jamás publicará, pero que contaba a los pocos que llegaban por allí.

El disparo de salida, de la prosperidad económica de Corbu, y de la leyenda fraudulenta de RLC, se da en los tres artículos publicados en tres días consecutivos, tipo serial, en la revista francesa “La Dépêche”, en enero de 1956. Tenían el siguiente titulo, deslumbrante y comercial: “Rennes-Le-Château. La fabulosa historia del cura de los billones. ¡A un golpe de pico en el pilar del altar mayor, el abad Saunière descubre el tesoro de Blanca de Castilla!”

Toma ya…

EL periodista responsable del artículo, un tal Salomon (sic), en la foto inferior con Corbu, confesaría más adelante que se dejo llevar por la fascinante historia que la había contado Corbu. Pero aquello era imparable: unos meses más tarde, el diario “Detective” se hace eco, a nivel nacional, de aquella historia, publicándola con el mismo titular.


El resultado no se hace esperar: a partir del verano siguiente, el Hotel de la Tour creado por Corbu en el dominio del abad, tiene que colgar el cartel de “no hay habitaciones”. Como ya no tiene tiempo de contarle a los turistas que llegan atraídos la historia del tesoro, decide grabarlas en unas cintas magnetofónicas y reproducirlas durante las comidas.

Aquí os ofrezco un fragmento de uno de esos artículos, donde Noël Corbu ofrece una precisa evaluación del supuesto tesoro de Blanca de Castilla encontrado por Saunière: “siempre según los archivos que proporciona una lista del tesoro, este se componía de 18 millones y medio de monedas de oro, el equivalente a unas 180 toneladas de oro, además de numerosas joyas y objetos religiosos. Su valor intrínseco, según dicha lista, es de más de cincuenta mil millones de francos. Por el contrario, si tenemos en cuenta su valor histórico, al equivaler la moneda de oro de aquella época a 472.000 francos, se obtiene un total de 4 billones. Así es como yace durmiente uno de los tesoros mas fabulosos del mundo entero, en este modesto pueblo de historia y vistas prestigiosas”.

Y así es como, mediante esta grandísima mentira de Noël Corbu, al que hay que atribuirle el merito de ser el gran inventor de la historia del tesoro del abad Saunière, comienza la leyenda. Ni él mismo podría imaginarse las consecuencias de aquella historia que, posteriormente, con la ayuda de un tal Pierre Plantard, se convertiría en uno de los falsos misterios más grandes de la historia.

Sin embargo, Corbu, no hizo demasiada fortuna con todo aquello. El restaurante y el hotel le daban lo justo para mantener la familia y la finca y tirar pa adelante, posiblemente porque durante el duro invierno no podía mantenerlos abiertos. Corbu ideo alguna estratagema para captar clientes, como por ejemplo, una muy curiosa: en aquellos tiempos la gran sex-simbol era Brigitte Bardot. Corbu intentó que fuese a RLC, pero ella se negó. Así que decidió peinar a una amiga de su hija con el mismo peinado que la bella actriz, y la hizo posar en las ventanas de la Villa Betania, para hacer creer a los periodistas que había ido al Hotel la diva

Todo un personaje este Corbu.

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