LE FAUX MYSTÈRE (PARTE 31) LA MUERTE DE MARIE Y EL SECRETO ENTERRADO



ByOskarele

Cuando estalla la segunda Guerra Mundial, Marie Denernaud, la desgraciada amante frustrada de nuestro querido y difunto abad Saunière, sigue siendo propietaria de la enorme finca que le dejó en herencia el abad. Varias veces ha conocido a señores interesados en comprarla, pero no acaba de decidirse.

En 1923 le escribe a un colega: “Como se podrá imaginar usted, durante todo el verano he tenido a compradores viniendo por la casa, pero yo no me acabo de decidir. Cuando llega el momento, doy marcha atrás y no doy el paso. Todo me recuerda a nuestro querido fallecido y a demasiadas cosas como para separarme de ello y acabo retrasando indefinidamente mi decisión”.

Para ganar algo de pasta, de vez en cuando, acoge huéspedes que le pagan la estancia. Algunos se los imponen, como aquellos oficiales alemanes que se quedaron varias semanas y de los que la pobre Marie recuerda, horrorizada, como se limpiaban las botas en las carísimas cortinas del cura. También la Resistencia antifascista utilizó la finca como base y dejó en el parque un macabro recuerdo: tres guerrilleros enterrados de cualquier modo y que serán encontrados por los buscadores de tesoros de los años 50.

Hasta que en 1942, un industrial de Perpiñán del que hablamos en un articulo anterior (http://www.facebook.com/photo.php?fbid=115426598474225&set=a.113436278673257.18710.109752169041668), Noël Corbu, preocupado por la invasión del pueblo por las tropas de ocupación nazis, decide llevar a sus hijos a un lugar seguro. Claire Corbu, con tres años, y su pequeño hermano terminan en el pueblo cercano de Bugarach. Su padre ira los domingos a verlos desde la cercana Perpiñán, hasta que en una ocasión, hablando con el maestro de los niños, se entera de que existe una finca que está en venta en el cercano pueblecico de Rennes-Le-Château, donde había sido profesor hacia un tiempo.

La dueña de la finca es una tal Marie, famosa por su cocina y por su extraña relación con el antiguo párroco.

Ni corto ni perezoso, el siguiente domingo, se acerca toda la familia Corbu a RLC con la intención de conocer la finca susodicha. Noël queda absolutamente encantado con el lugar.

Aun no sabe que va a poder montarse allí, pues sus negocios no andan demasiado bien y es el momento de pensar una reconversión en su economía, pero sabe que le puede sacar rendimiento económico a aquella finca medio abandonada.

Marie, lógicamente, de primeras, desconfía, y no los recibe. Pero la familia Corbu insiste cada domingo, convirtiendo su escapa a RLC en una especie de peregrinaje. Uno de aquellos domingos, la pequeña Claire es enviada por su padre a la casa parroquial para pedir agua a la anciana Marie, estableciéndose el primer contacto. A la semana siguiente, con la ayuda del maestro de escuela de Bugarach, consiguen por fin reunirse con Marie.

Poco a poco se comienza a forjar una amistad entre los Corbu y la desconfiada y solitaria Marie. Y las negociaciones sobre la compra de la finca se van poco a poco, también, desarrollando, más cuando Marie se entera de que esta familia no tiene intención de echarla de la finca, sino que le ofrecen un vitalicio. Finalmente acepta el trato, y en un testamento con fecha de julio de 1946 nombre herederos universales al señor y la señora Corbu.

Para comienzos de septiembre de 1946 la familia ya se ha instalado en la casa Betania. Marie ya tenía en aquel entonces 78 añazos. La propia Claire Corbu la describiría así: “Era pequeñita, menuda mas bien, y estaba ligeramente encorvada. El paso del tiempo había llenado toda la cara de arrugas, pero aun conservaba una chispa maliciosa en la mirada. Tenía las manos nudosas y completamente deformadas por la artritis… Como todas las señoras de los pueblos, siempre iba vestida de oscuro. Llevaba un delantal eterno, no siempre muy limpio, colgando de la cintura, y también llevaba un pañuelo atado a la cabeza”

A Noël Corbu cada vez le interesaban mas aquellas extrañas historias que la anciana Marie le contaba sobre el antiguo párroco y su enorme fortuna adquirida. Poco a poco se le fue metiendo en la cabeza que había un tesoro enterrado, y que aquella había sido la fuente de la riqueza del abad. Claro que Marie le ayudaba en sus divagaciones, diciéndoles cosas como esto: “No se preocupe usted por sus problemas de dinero, querido señor Noël. Usted ha sido muy bueno conmigo y, antes de morirme, le revelaré un secreto que le hará muy rico”.

Algunos autores añaden a esta frase “Y muy poderoso”.

Claire Corbu siempre afirmó que no había escuchado nada de eso, pero que si es cierto que en varias ocasiones Marie había declarado que “la gente de este pueblo está pisando oro sin saberlo”.

¿Sabia de verdad algo de aquello Marie, o simplemente lo decía para darse importancia y para llamar la atención? Posiblemente algo sabia, pero no quería decir nada hasta el último momento pues aquello era una especie de seguro de vida para ella.

Desgraciadamente los acontecimientos se desarrollaron de una manera no prevista por ella, ni por nadie: el 24 de enero de 1953 fue víctima de un ataque cerebral que le dejó paralizada y muda, apagándose definitivamente el 29 de enero de 1953, sin haberle podido transmitir el mensaje a Noël Corbu.

Se llevó el secreto consigo a la tumba.

Fue enterrada al lado de su querido abad, como siempre había deseado y tal y como se lo había prometido Corbu. Hasta hace relativamente poco aun se podía ver, en lo alto del cementerio de RLC la tumba de Saunière y la de Marie junticas. Pero en el otoño del 2004 los restos del cura fueron trasladados a un mausoleo expresamente construidos dentro de la finca.

Marie se quedó, sola, en el cementerio.

No hay comentarios:

Publicar un comentario