ENSEÑANZAS

By Grupo Mar Serena

Recientemente una profesora aún muy joven, que viajó de Polonia a Brasil, impartió un seminario y, con mucha lucidez, aportó puntos importantes para la reflexión de su auditorio.

Ella dijo lo siguiente:
"Ya viví lo suficiente para presenciar tres períodos distintos en el comportamiento de las personas.

El primero lo viví en la infancia, cuando aprendí de mis padres que era preciso ser.
Ser honesta, ser educada, ser digna, ser respetuosa, ser amiga, ser leal...

Algunas décadas más tarde, fui testigo de la fase del tener.
Era preciso tener... Tener buena apariencia, tener dinero, tener status, tener cosas, tener y tener...

En la actualidad, estoy presenciando la fase del “aparenta".

Analizando este punto de vista, llegaremos a la conclusión de que hoy, muchas personas aparentan creer que todo está bien.

* Padres aparentan que educan.

* Profesores aparentan que enseñan.

* Alumnos aparentan que aprenden.

* Profesionales aparentan que son competentes.

* Gobernantes aparentan que se preocupan con el pueblo, y hay pueblos que aparentan que lo creen.

* Personas aparentan que son honestas.

* Líderes religiosos que se hacen pasar por representantes de Dios, y fieles que aparentan que tienen fe.

* Enfermos aparentan que tienen salud.

* Maleantes aparentan que son dignos.

* Y la justicia aparenta que es imparcial.

* Traficantes se hacen pasar por ciudadanos de bien y consumidores de drogas aparentan que no contribuyen con ese mercado del crimen.

* Padres que aparentan que no saben que sus hijos usan drogas, que se prostituyen, que se están matando poco a poco e hijos que aparentan que no saben que sus padres saben.

* Corruptos se hacen pasar por idealistas y terroristas aparentan que son justicieros.

* Y la mayoría de la población aparenta que todo está bien.

Pero una cosa es segura:

No podemos aparentar cuando nos miramos en el espejo de la propia conciencia.

Podemos inclusive encontrar disculpas para explicar nuestras apariencias, pero no las justificamos.

Es importante resaltar, sin embargo, que esa representación de cada día, ese aparentar causa perjuicios para aquellos que echan mano de este tipo de comportamiento.

La persona que actúa así termina confundiéndose a sí misma y cayendo en un vacío, pues ni ella misma sabe de hecho quien es y acaba traicionándose en algún momento.

Y esto es extremadamente extenuante y desgastante.

Raras personas son realmente auténticas.

Por eso se destacan en los ambientes en que se mueven.

Son aquellas que no representan, son lo que son, sin aparentar.

Son profesionales éticos y competentes, amigos leales, padres celosos en la educación de sus hijos, políticos honestos, religiosos fieles a las enseñanzas que imparten.

Son, en fin, personas no complicadas, de actitudes simples, pero coherentes y, sobre todo, fieles consigo mismas.

La persona que vive de apariencias o finge ser quien no es, corre serios riesgos de caer en la depresión. Esto es perfectamente comprensible por la batalla que traba consigo misma y el desgaste para mantener una realidad falsa.

Si es fácil engañar a los demás, es imposible engañar a la propia conciencia.

Por todas esas razones, vale la pena ser quien se es, aunque eso no le agrade a los demás.

Al final, no es a los demás que rendiremos cuentas de nuestras acciones, sino a nuestra conciencia y a Dios.

Contribuido por Grupo Mar Serena: http://www.facebook.com/photo.php?pid=217030&id=100001210264646&saved#!/profile.php?id=10000121026464

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