SURGE LA VIDA, PARTE 5. LA INVASION MITOCONDRIAL


ByOskarele

Después de dos mil años de  cianobacterias y estramatolitos vomitando oxigeno en la atmosfera, esta se hizo apta para formas de vida más complejas. Y de pronto, de repente, surge una nueva forma de célula, totalmente revolucionaria: contenía un núcleo y otros cuerpos pequeños denominados colectivamente organeros.

Se cree que este proceso se inicio cuando alguna bacteria despistada invadió otra o fue capturada por ella y resulto que esto le pareció bien a las dos. La bacteria cautiva se convirtió en algo llamado Mitocondria (esto se denomina técnicamente acontecimiento endosimbiótico). Estas cosicas manipulan el oxigeno de un modo que libera energía de los alimentos. Sin este ingenioso truco auxiliador, la vida en la Tierra no sería más un fango asqueroso lleno de microbios.

Las mitocondrias son muy chicas, tanto que podrías meter mil millones de ellas en el espacio que ocupa un grano de arena). Y también son muy tragonas: casi todo lo que comes se lo comen en realidad ellas.  Pero, sin embargo, no podrías vivir dos minutos sin ellas, a pesar de que las mitocondrias, en realidad, pasan de nosotros, van por libre, somos un cuerpo parasitado por ellas, aunque con un equilibrio simbiótico.

Pasan de nosotros porque conservan su propio ADN, su ARNE y sus ribosomas. Se reproducen de un modo diferente que sus células anfitrionas. Parecen bacterias, se dividen como bacterias y reaccionan a los antibióticos como las bacterias. Ni siquiera hablan el mismo lenguaje genético que la célula en la que viven.

En suma: aun no han deshecho las maletas, son un extraño en casa y además, los necesitamos para vivir, mucho más de lo que ellas nos necesitan a nosotros.

Este nuevo tipo de células se conoce como Eucariota (que significa “verdaderamente nucleadas”) a diferencia del viejo tipo que se conocen como Procariotas (prenucleadas) y parecen haber llegado súbitamente al registro fósil. Las más viejas se conocen como Grypania y se descubrieron en unos yacimientos en Michigan en 1992. Solo se han encontrado una vez y los siguientes hallados son de 500 millones de años más jóvenes.

La tierra había dado su primer paso para convertirse en un planeta vivo. Las eucariotas, mayores (hasta 10.000 veces más grandes), más eficaces y mas listas, permitieron que la vida fuese haciendo más compleja y creo dos tipos de organismos: los que desprenden oxigeno (como las plantas) y los que lo absorben (como tu).

A los primeros organismo eucariotas unicelulares se los llamo en tiempo Protozoos (preanimales), pero ese término se acabo desechando progresivamente. Hoy el término común para designarlos es el de protistas. Comparadas con las bacterias, esas nuevas protistas eran una maravilla de diseño y refinamiento.

La simple ameba, solo una célula grande y sin más ambiciones que existir, contiene cuatrocientos millones de bites de información genética en su ADN, lo suficiente para llenar un libro de quinientas páginas.
Las células eucariotas aprendieron, además, un truco genial: costó mucho tiempo (unos mil millones de años), pero fue cojonudo. Aprendieron que la unión hace la fuerza, y empezaron a crear colonias.

Así surgen los primeros seres pluricelulares.

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