SURGE LA VIDA, PARTE 4. GRACIAS A LAS ALGAS...

ByOskarele

El origen de la vida esta guardado en una estantería de la facultad de ciencias de la Universidad de Camberra, Australia.

Allí se encuentra custodiado un trozo de roca no demasiado grande, con finas vetas de cuarzo blanco y un material verde grisáceo conocido como clinopiroxeno. Procede de la isla de Akilia, Groenlandia, donde se encontró en 1997.

Tiene 3.850 millones de años. Es, junto a otras rocas vecinas suyas, el sedimento marino más antiguo hasta el momento. Y procede del yacimiento donde se excavo el testimonio de vida más antiguo que se conoce. No encontramos microbios fosilizados en esta roca porque ningún ser sobrevive los procesos que convirtieron el cieno del océano en dura roca. Pero si machacamos la piedra y examinamos sus restos al micro encontramos residuos químicos que dejaron atrás los microorganismos primigenios: isotopos de carbono y un tipo de fosfato llamado Apatito. En otros tiempos fue una colonia de seres vivos incipientes.

¡Activan el modo “Imaginación” y vengan conmigo al pasado! Si montases en una máquina del tiempo y viajases a través del hiperespacio a aquella época, hace unos 3.800 años, volverías a meterte corriendo en la maquina, porque no había más oxigeno que el que hay ahora mismo en Marte: todo estaba lleno de unos vapores chunguisimos de acido clorhídrico y sulfúrico, lo suficientemente potentes para quemar tu piel.

Además, apenas podrías ver, ya que la atmosfera toxica apena permitiría pasar a los rayos del sol. Lo poco que verías seria gracias a los miles de relámpagos que habría en el negro cielo de metano y  ácidos.
Por eso no es raro que al principio la vida tardase en desarrollarse en aquel mundo cruel e inhóspito. Durante 2.000 millones de años las únicas formas de vida fueron organismos bacterianos que Vivian, se reproducían, daban paseicos y se morían, pero sin mostrar en ningún momento un especial interés por pasar a un nivel de existencia más interesante y movido.

Lo bueno es que en algún momento de los primeros 1.000 millones de años, las cianobacterias (o algas verdeazuladas) aprendieron a aprovechar un recurso gratuito y abundante: el hidrogeno. Absorbían moléculas de agua, se zampaban el hidrogeno y liberaban oxigeno como desechando, inventando la fotosíntesis, posiblemente la innovación metabólica mas importante de la historia.

Al proliferar las cianobacterias, el mundo empezó a llenarse de O2, para consternación de aquellos organismos para los que era venenoso… que en aquella época eran todos. En un mundo anaeróbico el oxigeno es extremadamente venenoso. Nuestros glóbulos blancos, en realidad, emplean el oxigeno para matar las bacterias invasoras. Este es bastante perturbador para aquellos que encontramos tan grato el oxigeno para nuestro bienestar, pero eso se debe, únicamente, a que hemos evolucionado para aprovecharlo. Pero es letal y corrosivo hasta más no poder. Nosotros, incluso, lo podemos tolerar hasta cierto punto.

Los nuevos organismos que empleaban el oxigeno tenían dos ventajas: se trata de una forma más eficaz de obtener energía y acababa con organismo competidores. Algunos se retiraron al cenagoso mundo anaeróbico de pantanos y lechos de lagos. Otros hicieron lo mismo, pero más tarde: migraron a los tractos digestivos de seres como tú y como yo. Un buen número de estas entidades primigenias están vivas dentro de ti, ayudando a tu digestión. Otras tantas desaparecieron.

Pero las cianobacterias fueron un éxito fugitivo. Al principio, el oxigeno extra que produjeron no se acumulo en la atmosfera, sino que se combino con el hierro para formar óxidos férricos, que se hundieron en el fondo de los mares primigenios. Durante millones de años el mundo, literalmente, se oxido.

Sin embargo hace unos 3.500 millones de años se hizo patente algo más notorio. Donde el mar era poco profundo empezaron a aparecer estructuras visibles. Cuando las cianobacterias pasaban por sus rutinas químicas se hacían algo pegajosas y atrapaban partículas de polvo y arena que se unían para formar estructuras un poco extrañas pero solidas: los estramatolitos, con diferentes formas y tamaños. Eran una especia de roca viviente y constituyeron la primera empresa cooperativa del mundo, viviendo algunas variedades justo en la superficie y otras debajo de ellas. Fue el primer ecosistema.

Lo curioso es que los estramatolitos y las cianobacterias, después de preparar el camino para formas de vida más complejas, fueron devorados de la existencia precisamente por esos organismos cuya existencia habían hecho ellos mismos posible. Claro que este proceso de hacia los organismos más complejos no se pudo hacer hasta que la atmosfera estaba lo suficientemente oxigenada. Hicieron falta dos mil millones de años, aproximadamente el 40% de la historia de la tierra, para que los niveles de oxigeno fuesen similares a los modernos.

Pero una vez preparada el escenario, y aparentemente de forma súbita, surgió un tipo de célula totalmente nuevo…

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