LOS LIBROS PLUMBEOS DEL SACROMONTE, PARTE 2/2

ByOskarele

En el siglo XIX se investigaron y se llego a la conclusión de que eran falsos. Claro, que eso era exactamente lo que se buscaba. Se planteaba que eran obra de unos moriscos cultos que los realizaron en un momento especialmente crítico para ellos en la ciudad de Granada. Había terminado la guerra de las Alpujarras y la población morisca, bastante jodida ya, comenzó a ser expulsada.

Estos libros, dicen los críticos, pretendían unir cristianismo e Islam, manteniendo la lengua árabe como lengua clave (pretendían dejar claro que hablar árabe no implica ser musulmán, puesto que había árabes cristianos, como, por ejemplo, San Cecilio), hablar árabe no significaba ser musulmán, puesto que hay árabes cristianos y puesto que Santo Cecilio lo era y vino a la península con Santiago mucho antes de la invasión islámica". Además pretendían demostrar que eran igual de antiguos, si no mas, que los cristianos de la reconquista, que habían pertenecido durante años a la población de la península ibérica.

Unos años antes de la revuelta morisca (que comenzó en 1568) un sabio de Granada, El Merini, que además tenía fama de vidente, dijo que cuando se derribase la torre Turpiana se encontraría un "pronóstico levantisco". El Merini murió hacia 1568 y toda una escuela historiográfica (en la que se encuentra Julio Caro Baroja) afirma que fue él quien inspiró el contenido de los documentos del Sacromonte.

Los historiadores han determinado que los documentos fueron falsificados por Miguel de Luna (que emplearía los documentos de El Merini) y Alonso del Castillo, y que lo hicieron con idea de atenuar las heridas provocadas por la guerra contra los moriscos. Menéndez Pelayo sostiene, en cambio, sin pruebas que se trató de una "conspiración muslime destinada a socavar la fe". De ser ellos los autores, el contenido de los documentos debió ser inspirado por algún morisco muy erudito. Y todos coinciden en que se trató de El Merini, personaje del cual los indicios son muy débiles, pero su existencia es incontrovertible.

Pero también tienen una lectura alternativa estos textos: es curioso que una parte importante de estos textos estén dedicados a Santiago, quien, no lo olvidemos, es el Santo Patrón de los alquimistas. Lo que se describe de Santiago es un viaje, es decir, una aventura iniciática, como otros textos medievales y renacentistas (el "Libro de las Figuras Jeroglíficas" de Nicolás Flamel o algunos tratados de Ineneo Filaleto habían utilizado el símbolo de la peregrinación para describir las etapas de la iniciación alquímica). Además están hechos de plomo, metal propio de los alquimistas,  lo que hace aun más posible una interpretación de que es en el arte de la alquimia donde hay que buscar las claves.

Uno de los textos más enigmáticos describe las propiedades del Sello de Salomón, un símbolo bien conocido por los hermetistas medievales, como signatura de los cuatro elementos y llamada también, por ellos, la "corona del mago" (la suma de los seis primeros números, es igual a 21, el número de arcanos mayores del tarot, esto es, de aspectos de la naturaleza manifestada, 1 + 2 + 3 + 4 + 5 + 6 = 21).

El soporte de algunos documentos, como hemos dicho, era plomo, en ocasiones presentado en láminas a modo de hojas de un libro y en otras como discos metálicos. A finales de la Edad Media y durante los siglos XVI y XVII, los discos metálicos con inscripciones jeroglíficas se utilizaban frecuentemente como talismanes de protección o invocación a los espíritus. Las clavículas de Salomón es ejemplo de lo que decimos. Es seguro que, las figuras descritas sobre todo en el Tratado sobre el Sello de Salomón, tuvieran esta finalidad mágica.

Cuando el Vaticano determinó que se trataban de una falsificación, hacia 1680, hizo que se los llevaran a Roma. Allí permanecieron bajo custodia hasta el año 2000 en que se devolvieron a Granada, donde actualmente se guardan en el archivo de la abadía del Sacromonte. Pero ni siquiera ahora es fácil conseguir los permisos para ver los Plomos, lo que hace que resulte difícil estudiarlos y comprobar la veracidad. Además, parece ser que las traducciones que se hicieron en su momento eran erróneas o estaban tergiversadas.

El plan de los moriscos nobles tuvo un éxito relativo. En 1682, la Iglesia de Roma, tras casi un siglo de estudios y análisis, calificó a los Plúmbeos de herejía, reforzando las facciones más radicales de la Iglesia contrarreformista. Los moriscos fueron expulsados de España entre 1609 y 1614. Sin embargo, los linajes moros aristocráticos de Granada nunca llegaron a ser expulsados.

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