EL PLANETA BACTERIA, PARTE 3. CLASIFICANDO LA VIDA, LA COSA SE COMPLICA


ByOskarele

Este esquema (el de los Cinco Reinos de Whittaker) era bueno, pero los protistas (genero que pretendía englobar todo lo que no está en otro género) permanecían mal definidos. Era más bien un cajón de sastre de los biólogos para los seres inadaptados que no encajaban en ningún sitio, que son, hoy en día, legión: unas 200.000 especies diferentes de organismos. Además, cuando esta brillante clasificación se iba abriendo camino por los libros de texto, un profesor de Illinois la lio.

Se llamaba Carl Woese, y desde mediados de los magnificos años sesenta comenzó a estudiar secuencias genéticas de las bacterias. Era un trabajo de chinos.

Trabajar con una sola bacteria podía muy bien significar un año. En aquella época solo se conocían una 500 especies, menos del número de especies que se están comiendo ahora mismo tus dientes. Hoy el número es unas diez veces más, aunque son pocas comparadas con las 27.000 especies de algas, 70.000 de hongos y 30.800 de amebas.

El numero es bajo posiblemente por lo difícil que son de aislar y de estudiar (solo el 1% crece en cultivo). Teniendo en cuenta lo increíblemente adaptables que son, es raro que el único sitio donde parecen no querer vivir es en las placas de los laboratorios. Las pones ahí, y ahí se quedan, como si nada. La bacteria que prospera en laboratorio es, por definición, excepcional. Y sin embargo, los microbiólogos estudian casi únicamente bacterias. Es como aprender de los animales visitando los zoológicos…

Pero los avances genéticos permitieron a Woese aproximarse a los microorganismos de otra manera. Y se dio cuenta, gracias a esto, que había muchas más divisiones en el planeta bacteria de los que hasta entonces se sospechaba. Para empezar, descubrió que muchos de los organismos que parecían bacteria no lo eran… eran algo muy distinto, algo que se había ramificado de las bacterias hace millones de años. Las llamo arqueobacterias (arqueas para los amigos)

¿En qué se diferencian? Si no eres biólogo, las diferencias no son de las que te dejan pasmado. Son pequeños cambios en sus lípidos y la ausencia de algunas movidas con nombres raros (del tipo “peptidoglicano”). Pero en la práctica, la diferencia es enorme. Hay mas diferencia entre una bacteria y una arquea que entre tú y una araña. Woese había descubierto una nueva división de la vida… pero no se quedo contento.

En 1976, el año que nací yo, Woese sobresalto al mundo científico al reelaborar el árbol universal de la vida para incorporar no cinco divisiones, sino 23. Las agrupo en tres nuevas categorías principales (bacterias, arqueas y eucarias), que llamo dominios. Nosotros, todos los animales, hongos y plantas, pertenecemos a las eucarias.

A los biólogos no les hizo ni puta gracia. Los microbiólogos recibieron con los brazos abiertos esta nueva división, que daba una importancia especial al mundo microbiano. Pero los zoólogos y botánicos no estaban muy de acuerdo: sus antiguos reinos de estudio (animales y plantas) quedaban relegados a una ramita lateral más. De modo que siguieron fieles a una división en cinco reinos.

En 1998 un zoólogo llamado Enrst Mayr (que tenia 94 añazos por entonces…) la volvió a liar, declarando que no había más que dos divisiones principales de la vida, a las que llamaría también dominios. Los detalles son bastante jodidos y técnicos como para explicarlos aquí. Solo decir que Mayr pensaba que la clasificación de Woese desequilibraba el árbol universal de la vida (en el árbol arqueano había 175 especies, mientras que en eucariota había millones). Así que propuso solo dos reinos: las células simples (procariotas) y las complejas (eucariotas)

La clasificación de Woese es especialmente útil para entender lo realmente diversa que es la vida y que la mayor parte de su variedad es pequeña, unicelular y extraña (pertenecen al planeta bacteria). Nosotros nos hemos empeñado en estudiar la historia natural como una evolución hacia “nosotros”. Nos auto halagamos.
Pero la verdad es que la mayor parte de la autentica diversidad en la evolución ha sido a pequeña escala. De las 23 divisiones principales de la vida, según Woese, solo tres (plantas, animales y hongos) son lo suficientemente grandes para ser vistos con tus ojos.

El mundo pertenece a lo pequeño.

Nosotros, los seres grandes, somos casualidades.

Excepciones.

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