OPERACIÓN MONGOOSE 1/2


BY MOSER

En noviembre de 1961 y tras el estrepitoso fracaso de Bahia Cochinos, la administración norteamericana, con JFK a la cabeza, decide intensificar y reacondicionar el programa de acciones contra el poder cubano bajo el nombre de Operación Mongoose (mangosta)

La determinación norteamericana de acabar con Castro cristaliza una vez se concreta el pacto de cooperación cubano-soviética en 1960; la Casa Blanca encarga la tarea directamente a Richard Bissell por entonces director de acciones encubiertas de la CIA; Bissell, de común acuerdo con Dulles (director de la CIA), piensa en valerse de la Mafia para tal propósito.
Se pondrán en contacto con John Rosselli, cuyo nobre real era Filippo Sacco; a los 17 años ya trabajaba para Al Capone en Chicago y en los 30 ya representaba a la Familia en Hollywood, donde extorsionaba a los estudios y proveía de actividades lúdicas al “starsistem”; de hecho controlaba un casino dirigido por el mismísimo Zeppo Marx.

Era Roselli un asesino y un mafioso pero también un tipo culto y elegante por lo que para la Agencia era un perfecto enlace con la Familia.
La CIA pensó en la Mafia para derrocar a Castro pues entendían que debido a sus imbricaciones en el país, previas a la Revolución, dispondría de “torpedos”, asesinos a sueldo, que pudieran acercarse a Fidel; a cambio contaban con ofrecer un cierto relax en la presión gubernamental y también, una ocasión para la venganza (la mafia italoamericana ya estaba fuertemente implementada en el negocio del juego en la Cuba de Batista).

Este parecía ser el caso de Santo Trafficante, jefe de la Cosa Nostra en Florida, que había resididó en la Habana desde 1946 hasta 1959, fecha de la Revolución. Agentes de la CIA se reunieron con él y con Sam “Momo” Giancana, Padrino de Chicago, por intermediación de Roselli.

Para la Familia era imposible acercarse lo suficiente con una pistola; lo mejor seria recurrir a un francotirador o incluso al envenenamiento; una primera tentativa se encargo Juan Orta, alto funcionario, con acceso directo a Fidel y que había contraído importantes deudas con la Mafia; le entregaron capsulas con veneno que debía poner en la bebida de Fidel pero
Orta fue cesado unos días antes del fijado para cometer el magnicidio y ahí terminó el intento.

Se recurrió como en esta tentativa, con frecuencia, al Directorio Técnico, dirigido por nuestro querido Gottlieb, para idear métodos que lograran quebrar el inexpugnable anillo de seguridad que siempre ha protegido a Fidel; una caja de puros habanos impregnada de la toxina del botulismo, una jeringa con la peste negra o un traje de neopreno impregnado por dentro con el bacilo de la tuberculosis, aprovechando la afición del dirigente cubano por la pesca submarina, fueron algunas de las propuestas.

Bajo la administración Kennedy también se barajaron medidas más contundentes como la utilización de un submarino que le atacaría mientras disfrutara de un paseo en barco y otras, más chocantes, que buscaban acabar con la barba de Fidel ; preocupación compartida con el M15(servicio británico de inteligencia), que pretendía valerse, como no, de una caja de habanos para tal propósito.

MAÑANA MAS

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