LOS MILLARES. LA CIVILIZACION APARECE EN EUROPA, 2/2


Por eso sorprende que en esas fechas tan tempranas hubiese un estado tan complejo en la península ibérica, tan lejos de las zonas más “desarrolladas” del actual oriente medio (Sumer, Fenicia, Egipto, Creta…). El problema que se plantea es el siguiente ¿Este desarrollo estatal surge aquí o llega por difusión desde esa zona al este del mediterráneo?

Durante muchos años se considero acertada la hipótesis de que colonos del Egeo (cultura minoica) formaron el poblado, trayendo consigo los enterramientos en forma de Tholoi y la metalurgia, siguiendo un claro modelo difusionista, y deslegitimando la capacidad de los autóctonos para llegar a formas estatales sin necesidad de intervención extranjera.

Pero con el tiempo se fue dando más credibilidad a la posibilidad, hoy prácticamente aceptada por todos, del desarrollo autónomo y autóctono de este poblado del suroeste peninsular. Diferentes pruebas avalan esta hipótesis: Los tholoi del Egeo no existían todavía, ya que los primeros documentados son de mediados del tercer milenio, mientras que los clásicos como el tesoro de Atreo son del Heládico Reciente (segunda mitad del segundo milenio a.C.) Además en el Egeo se encontraban en la etapa del Bronce Antiguo, y ya estaba generalizada la aleación con estaño para formar el bronce, mientras que en los Millares se utiliza el cobre.

Efectivamente existen algunos paralelismos con la cultura Minoica, fundamentalmente el tipo de enterramientos y cierto aditivo que se añadía al cobre (El Arsénico). En cuanto a los primeros, es cierto que existe un parecido en la geometría de los enterramientos, pero los ritos funerarios eran completamente diferentes. En cuanto a la utilización de Arsénico como antioxidante, no es difícil que se produjese su descubrimiento de forma autóctona ya que el terreno de la Sierra de Gádor es abundante en este elemento.



Así las cosas, la aparición de la metalurgia responde probablemente a un descubrimiento autóctono. Fue la fabricación de armas y útiles metálicos, así como su comercio, el elemento diferenciador que propició el gran desarrollo de esta cultura, aunque la actividad principal continuó siendo la agricultura y la ganadería. Pero también da lugar a la diferenciación de las tareas: Mineros que extraen el mineral, agricultores, cazadores, comerciantes y como no, la creación de ejércitos profesionales que permiten la protección de las riquezas y de los bienes acumulados. Y todo esto se da en Los Millares, con varios fortines perfectamente pertrechados para la protección del poblado, donde algunos de ellos poseen dimensión suficiente para permitir que la tropa lo habitase durante periodos prolongados.

El poblado de los Millares, además, dominaba una amplia zona del Valle del Rio Andarax, con muchos poblados satélite que proveían a la urbe de alimentos y materias primas. En esto poblados también hayamos enterramientos megalíticos, aunque con ajuares más humildes. Y posiblemente la zona de dominio llegase hasta parte del levante español y de Andalucía.

Desgraciadamente, las ruinas de Los Millares han sufrido las consecuencias del mal uso dado por parte de los buscadores de tesoros, de las riadas, y especialmente, de la construcción de la carretera Almería-Linares, donde se arrancaron con permiso de los ingenieros del Estado, grandes cantidades de piedras procedentes de las sepulturas. Esto se realizó con el completo conocimiento sobre cuál era el origen de las piedras. Este lugar tan importante quedó abandonado y medio destruido hasta 1949, año en el que se celebró en Almería el Congreso Arqueológico del sudeste, y donde los investigadores revalorizaron inmediatamente este yacimiento.

En la actualidad el estado es lamentable, y el paisaje seco y árido, aunque a la vez bello y majestuoso, de esta zona de la provincia de Almería, hace que sea difícil imaginar que alguna vez, en aquellas mesetas áridas y secas, pudo existir la ciudad más grande de la península ibérica (de su época).

Y mucho menos pensar que el desierto galopante de la actualidad era en aquella época un vergel.

Lo que hace el tiempo.

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