LOS MILLARES. LA CIVILIZACION APARECE EN EUROPA, 1/2


En 1891, Don Luis Siret, ingeniero belga residente en Almería, durante la construcción de una vía férrea, encontró los restos abandonados de lo que parecía un poblado, estratégicamente situado: próximo a las minas de cobre de la sierra de Gádor, en un promontorio en forma de espolón, entre el río Andarax y la rambla de Huéchar.

Se trata de “Los millares”, un lugar bastante desconocido para casi todo el mundo, pero que es un lugar excepcional en la historia de Occidente, y especialmente de España. Los millares representan una de las primeras muestras de civilización que aparecieron en la península ibérica, y también el primer vestigio de la existencia de estados complejos, estructura social diferenciada y desigualdades económicas. Vamos, lo que es una civilización. Además las dataciones por Carbono 14 (calibradas) del poblado, lo sitúan temporalmente entre finales del cuarto milenio a.C. y el último cuarto del tercer milenio a.C.

Cuando se iniciaron las excavaciones de Los Millares, ya hacía 5 años que Siret había dado a conocer los resultados de sus estudios sobre la necrópolis del Argar (también en Almería, de la que algún día hablaremos), sirviéndole tanto a él como a su capataz, Pedro Flores, de experiencia para abordar los descubrimientos venideros en el yacimiento de Los Millares, que se comenzó a excavar en 1892.

Medio siglo después de las excavaciones dirigidas por Luis Siret, el matrimonio Georg y Vera Leisner utilizaron todos los materiales y documentación obtenida como método científico, y lo incluyeron en su publicación: “Las necrópolis megalíticas del sur de la Península Ibérica”, que se editó en Berlín en 1943. Gracias a este matrimonio se dieron a conocer los trabajos de Siret y Flores, y fueron ellos los primeros en establecer una cronología de Los Millares que aún es la que se utiliza en nuestros días.


Tenía una ciudadela interior amurallada y está rodeado por otras tres murallas, reforzadas con torres de planta semicircular y bastiones; cuenta además con numerosas defensas exteriores en las elevaciones cercanas (se han localizado hasta 13 fortines), muchas de ellas fuertemente defendidas mediante murallas concéntricas. Se cree que se utilizaban también para el almacenamiento de cereales, lo que indica el desarrollo de un sistema agrícola pleno, con numeroso excedente.

Se estima que podía contar con una población de unas 1500 personas. La necrópolis, frente a la muralla exterior, ocupa unas 2 ha, y contiene cerca de un centenar tumbas, la mayoría tholoi (que tendrán una gran importancia para explicar, o no, el origen del poblado) Dentro de las murallas se encuentra un conjunto de viviendas simples, junto con un gran edificio con evidencias de fundición de cobre.

La cerámica recuperada incluye tanto piezas lisas como decoradas, incluyendo cuencos con motivos en forma de óculos. Diseños similares aparecen en varios ídolos de piedra también recuperados. A partir de mediados del tercer milenio, se encuentran ya cerámicas de tipo campaniforme

Lo más importante de este poblado de los Millares reside en la época en la que estuvo habitado: como hemos dicho nos situamos a finales del 4º milenio antes de nuestra era, hace unos 5500 años. Esto es sorprendente, porque, sin quitar valor a otros restos, este poblado es unos 2000 años más antiguo que los Castros de la edad del norte de la península ibérica.

Es, por lo tanto, contemporáneo a la construcción de las primeras fases de Stonehenge (3.100 a.c.) y unos 500 años anterior que la datación oficial de la Gran Pirámide, salvando las distancias.

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