HISTORIA DE LA HERMANDAD MASÓNICA (PARTE 25) LAS REVOLUCIONES ESPAÑOLAS. LA RESTAURACION. SAGASTA, EL GRANDE


El 29 de diciembre de 1874, un pronunciamiento militar del general Martínez Campos en Sagunto proclama rey de España a Alfonso XII, lo que supone el nacimiento de la Restauración borbónica, que terminara en 1931 con la proclamación de la Segunda República Española.

Este periodo se caracteriza por una relativa estabilidad institucional, al irse asentando el nuevo modelo de estado liberal, al que se le van incorporando los movimientos sociales obreros y políticos surgidos como consecuencia de la revolución industrial y el auge del capitalismo. Esta estabilidad solo se verá algo comprometida con el decadente periodo de la dictadura de Primo de Rivera, que comienza en 1923.

El candidato, Alfonso XII, estaba exiliado en Inglaterra, y será Cánovas del Castillo, desde el Partido Liberal Conservador quien contacte con él para proponerle la restauración de la monarquía borbónica, a lo que el monarca accede encantado. Cánovas crea un sistema político que rompe con el partido único anterior, asentándose sobre un bipartidismo con alternancia entre el partido de Cánovas y el Partido Liberal-fusionista de Praxedes Mateo Sagasta, reconocido masón. Ambos partidos se irán alternando en el poder durante años.

La muerte de Alfonso XII, en 1885, dio paso a la regencia de María Cristina, aun embarazada del futuro Alfonso XIII. Este periodo se inicia con el gobierno de Sagasta, y se caracteriza por un avance espectacular en las libertades civiles: se aprueba la ley de asociaciones, la libertad de prensa, se extiende el sufragio universal masculino, surge un tercer partido, el Partido Republicano, se aprueba el matrimonio civil, se empiezan a separar Iglesia y Estado,  y, surgen los primeros movimientos políticos obreros: anarquismo y socialismo (el PSOE se funda en 1879).

Todo esto, posiblemente, gracias a Praxedes Mateo Sagasta es uno de los masones más importantes de la historia de España, ya que fue durante cinco años claves (1876-1880) Gran Maestre y Soberano Gran Comendador del Gran Oriente de España, actividad que simultaneó con la Jefatura del Gobierno durante tres meses, al igual que antes de ser Gran Maestre lo había hecho en cuanto masón y ministro de Estado y de la Gobernación.

Sagasta nació en La Rioja, en julio de 1825, aunque de familia oriunda de Navarra, adonde regresaran poco después del nacimiento de Praxedes. Allí, en Pamplona, cursara estudios, hasta 1842, cuando se traslada a Madrid, donde dará comienzo su actividad política al ingresar en el Partido Progresista, y los problemas. En 1854, ya con el título de ingeniero de caminos, se establece en Zamora, donde será elegido diputado a cortes. Su actividad política es frenética, actuando como colaborador de un órgano de agitación y propaganda contra el gobierno: el periódico “La Iberia”, totalmente contrario a Isabel II.

La febril actividad de Sagasta no pasó desapercibida para sus enemigos, colocándose inmediatamente en el punto de mira de la policía. Además perdió su escaño por Zamora y tuvo que huir a Francia. En el vecino país,  ya fuera por iniciativa personal, o a instancia de amistades revolucionarias, ingresó en Masonería, donde alcanzó el grado 33. Adoptó por nombre simbólico el de "Paz". Un nombre no exento de paradoja.

A lo largo de su dilatada vida política, Sagasta tendrá que luchar permanentemente contra todos y contra sí mismo, al guiarse las más de las veces por un pragmatismo en agudo contraste con sus ideales de juventud. Y será una guerra (la que estalla entre españoles y estadounidense a cuenta de la independencia de la isla de Cuba), la que entierre, definitivamente, su proyecto con las trágicas consecuencias políticas, morales y económicas conocidas de todos.

Con ocasión de su muerte en 1903, el Gran Oriente Español (heredero natural del Gran Oriente de España)  recogió una nota de pésame en la que se elogiaba al estadista, y entre otras cosas se decía:

"Cuando el hermano Sagasta (curiosamente no se emplea su nombre simbólico, Paz) empuñó el mallete del Oriente de España se hallaba la Institución masónica, si no francamente perseguida, obligada por multitud de circunstancias a vivir clandestinamente. Las logias se organizaban a espalda de la legalidad y el trabajo de los francmasones encontraba unos obstáculos, que se hacía preciso un superior temple de espíritu para arrostrar los peligros que de continuo amenazaban a los obreros de los Talleres.

No obstante esta situación, el hermano Sagasta jamás rehuyó las responsabilidades inherentes a alto puesto. Al contrario: en varias ocasiones demostró con actos que los compromisos y obligaciones adquiridos como Gran Comendador y Gran Maestre le daban mayor entereza para cumplir fielmente el juramento prestado en el ara.

En suma, puede señalarse la gestión masónica del hermano Práxedes Mateo Sagasta por una lealtad a toda prueba"

(Boletín Oficial del Gran Oriente Español, XI, Madrid, 15 de Enero de 1903)

Queda para el anecdotario histórico el que al final de su vida Sagasta, en medio de un debate parlamentario de tono surrealista, declarara haber abandonado la Masonería "al haberse enterado de que ésta estaba condenada por los Papas".

Los escaños se vinieron abajo por la risa que provocó aquel comentario de quien fue Gran Maestre y Soberano Comendador de la Orden.

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