EL CANNABIS. UNA PEQUEÑA INTRODUCCION


El cannabis sativa, el cáñamo, es una de esas plantas de las que el ser humano tiene conocimiento desde hace miles años. Originario de Asia Central, fue domesticada  por los humanos del Neolítico y su cultivo, consumo y empleo se extendió con los siglos a todos los rincones del planeta, exceptuando quizá la Antártida.

Arqueólogos, antropólogos e historiadores han ido recomponiendo las piezas de su legado. Y ese legado nos habla de un cultivo del que hemos obtenido alimento, fibra para vestirnos y esencia para rituales chamanicos y religiosos, además de geniales momentos de psicoactividad. En la actualidad los usos industriales de la planta se han multiplicado (materiales de construcción, barnices, productos cosméticos, papel…) y cada vez se tienen más en cuenta las impresionantes cualidades terapéuticas en aplicaciones medicas.

La prohibición, que desde los años treinta criminaliza el consumo y tráfico de esta planta, desoye a las farmacopeas más antiguas de la humanidad, así como a la tradición milenaria de usos medicinales y terapéuticos del cannabis: los registros históricos sobre sus efectos sanadores empiezan en la antigua China, es extienden por la India, siguen en la Grecia clásica y continúan en la tradición Islámica. Y simplemente está prohibida por sus efectos psicoactivos.

Es conveniente distinguir entre cannabis, cáñamo y marihuana, términos que, a menudo, se emplean indistintamente. “Cannabis” es el nombre de la especia vegetal. “Cáñamo” se suele referir al cultivo industrial de una variedad no psicoactiva. “Marihuana” suele referirse al cáñamo no industrial, siendo el nombre que los mexicanos dieron al cannabis, y también suele emplearse para referirse a las flores de la planta, secadas y aptas para el consumo. Este último, el cannabis psicoactivo,  contiene unos 60 compuestos que no se hallan en ningún otro lugar de la naturaleza. Son los llamados Cannabinoides, de los cuales, el más querido y psicoactivo es el THC (tetrahidrocannabinol).

Su semilla, los cañamones, contiene muchos de los elementos esenciales para la vida humana, además de no tener aun ningún elemento psicoactivo. Entre esos compuestos destacas las grasas no saturadas (acido linoleico, el linolenico y el raro y valioso gammalinoleico), elementos que nutren y renuevan el organismo. Hoy en día tiene numerosas aplicaciones culinarias, siendo especialmente atractiva para el sector dietético y para los vegetarianos.

El cáñamo es una planta anual (florece una vez al año), su ciclo de crecimiento es de entre seis y ocho meses, y, en buenas condiciones, alcanza temperaturas de entre 2 y 4 metros. Tiene tres subgéneros: cannabis sativa (originaria de China, abajo a la derecha), cannabis indica (procedente de la India, abajo a la izquierda) y cannabis ruderalis (sur de Siberia) y en cada una de ellas hay cientos de variedades. La sativa es la variedad más extendida por el continente americano, mientras que la Indica es más común en Europa y Asia.



Curiosamente la planta es dioica (esto quiere decir que presenta sexos separados), por lo que tenemos plantas macho y plantas hembras, con flores radicalmente distintas. Las Macho son estamiferas y portadoras de polen. Las hembras, provistas de pistilos, producen las semillas, y tienen una carga infinitamente superior tanto de THC como de los otros cannabinoides. Entre sus hojas y flores superiores las plantas hembras tienen unas glándulas llamadas tricomas, que contienen la mayor parte de los principios activos.

Son precisamente estas pequeñas hojitas y los cientos de flores que las rodean las que forman los llamados “cogollos”, que es como se denomina al resultado del secado y limpieza de las ramas de la planta, haciéndola apta para su consumo al eliminar toda la materia no psicoactiva.

Ahora, un poquito de historia acerca de la relación de los humanos con esta planta milenaria. Que aproveche.

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